FERIA DEL LIBRO IS DEAD
Somos el municipio más poblado de México, somos la
frontera más visitada del mundo, somos (bajo el criterio de no pocos) Meca
cultural y punta de lanza cuando hablamos de vanguardias artísticas. Somos Tijuana carajo, pero en esta grandísima
y mega diversa ciudad nuestra no tenemos feria del libro.
¿Por qué? Principalmente por falta de voluntad, por falta de visión,
por cortedad mental, por ausencia de miras altas, por pichicatería, por
individualismo, por politiquería barata, por no ser capaces de salir de la caja
y ahogarnos en vasitos de agua puerca.
¿Me sorprende que se haya cancelado la Feria del Libro de
Tijuana? Me duele decirlo, pero no, no me sorprende en absoluto. Ya la veía
venir o más bien dicho, nunca creí realmente que se fuera a hacer. El proyecto
2022 nació muerto. Era un feto malformado de origen. Jamás hubo voluntad de
hacerlo nacer.
Cuando por obvias razones se suspendió en 2020, mi primer pensamiento
trágico fue: esto bien pude ser el principio del fin del evento. Tal vez la última
Feria de la historia fue la de 2019 ¿Por qué? Porque todos los años el evento
pendía de un hilo y al cuarto para las doce no había recursos y a menudo se
salvaba por alguna limosna de último minuto llegada del Gobierno Federal.
Hay instituciones a las que la pandemia les cayó de
perlas. Fue el pretexto perfecto para nadar de muertitos durante dos años sin
tener que organizar o gestionar absolutamente nada. Pero les tengo una noticia colegas: la
pandemia ya se acabó. Los restaurantes están llenos, las fiestas de la vendimia
están llenas, los eventos convocan chingo de gente.
¿Quieren que les haga una lista de municipios mucho menos
poblados y ricos que nosotros que ya celebraron sus eventos librescos desde
2021?
Cuatro escritores bajacalifornianos han ganado premios
literarios nacionales en el último año. Veo clubes de lectura, talleres,
colegas en ebullición, publicando, editando, promoviendo, moviéndose. ¿Qué carajos nos falta entonces?
Mi respeto y gratitud por siempre con la Unión de
Libreros y con el camino que abrió Don Alfonso López en 1980, pues gracias a él
nació esta Feria, siete años antes que
la de Guadalajara y nueve años antes que la de Monterrey. La Unión de Libreros
sembró en el desierto cuando no había nada, pero no podemos seguir con el mismo esquema
colegas. Ya no es práctico, no es rentable y no tiene posibilidades de crecer.
Para andar sin rodeos y simplificar las cosas, la razón
por la que la Feria se suspendió, fue porque
a los libreros les prometieron un apoyo del gobierno municipal, pero los
dejaron como novias de rancho porque la lana nunca llegó y si nunca llegó, fue
porque al actual ayuntamiento le vale reverenda madre y tres carajos la Feria
del Libro de Tijuana.
Colegas libreros: si la estrategia a va a ser quedarnos
esperando el apoyo del municipio, déjenme les digo que no va a llegar. Les voy
a contar un secreto: el IMAC está muerto. Es un cadáver caminante. A
Monserrat no le interesa en lo más
mínimo que la ciudad que dice gobernar tenga una Feria del Libro. Punto.
Entonces, si ese camino se agotó, si ese odre está vacío,
es momento de salir del frasquito y
buscar otras formas de financiamiento. No podemos sacar agua de un pozo seco.
Yo sé que el mundo de la cultura y el mundo empresarial se
tienden a mirar de lejos y con cierta desconfianza, pero si yo fuera ustedes
colegas, buscaría otros esquemas. A ver ¿cómo le hace Tijuana Innovadora para
financiar y concretar eventos tan grandes? ¿Cómo le hace el CCE? ¿Cuál es el
secreto de Pro Vino o la Canirac? Acérquense a ellos y pídanles consejo. El pasado fin de semana Carol y yo estábamos
en las Fiestas de la Vendimia y pregúntame si había lugar en los hoteles y en
los eventos. Nosotros porque reservamos con mucho tiempo de anticipación, sino
quedábamos fuera.
O si quieren vámonos al otro extremo: ¿Cómo le ha hecho Ópera
en la Calle para mantenerse, crecer y convocar cada vez más público? ¿Cómo le
hace el humilde Grafógrafo para organizar solito y contra viento y marea su
Feria del Libro Antiguo? ¿Cómo le hacen unos morritos inexpertos para llenar el
Museo del Trompo con un evento de manga y cosplay con boleto pagado? No lo sé, pero sospecho que se llama voluntad,
se llama deseo, se llama creatividad. Se llama buscar el “cómo sí”
Y también ustedes, empresarios promotores de la buena
imagen de Tijuana que apoyan tantísimas causas filantrópicas: atrévanse a
financiar un gran evento cultural que
enaltezca la ciudad. A ver, todo el tiempo veo conciertos o eventos
patrocinados por Farmacias Roma o por Calimax. Hay feria del pescado y el
marisco o feria del taco o feria de las canicas y llueven patrocinadores. ¿Por qué no hacen la
prueba y le entran por una vez a patrocinar un evento libresco?
Se los juro, puede ser rentable y si pierden tampoco es
que vayan a perder mucho. La cultura no
muerde y tampoco es a fondo perdido
¿Y las universidades?
La Feria de Guadalajara funciona por la UdeG y la de Monterrey por el Tec. UABC, Ibero, Cetys ¿Alguien levanta la mano?
Yo sé que la UABC hace lo suyo en Mexicali, pero creo que los Cimarrones
deberían pensar en consolidar una alianza con la Feria de Tijuana.
Nuestra Feria debería ser una Feria Binacional, un gran
evento intercultural que aproveche nuestra vecindad y se posicione como la
primera Feria de la Hispanidad. La Gran Feria Fronteriza. Fuera del loable
esfuerzo de Intinerarte del que me ha tocado ser parte, no he visto acercamientos
con universidades californianas ni hemos aprovechado nuestra vecindad para
tratar de traer a creadores del otro lado de la frontera.
La promoción y la gestión cultural es una profesión de tiempo completo. Saber buscar y bajar
recursos es un arte. Para empezar, la Feria del Libro de Tijuana tendría que
tener un patronato autónomo y permanente que trabaje todo el año en la captación
de recursos. El Cabildo de Tijuana tendría que aprobar un recurso etiquetado y
blindado en el presupuesto de egresos anual
para asegurar el gran evento
cultural de la ciudad. Regidores de la Comisión de Cultura y Bibliotecas:
sirvan de algo por una puta vez en la vida.
Consigan etiquetar un recurso que no se toque ni se transfiera. No el
sobrante de las migajas del IMAC, sino un recurso base que sirva de cimiento
para la Feria, pensando en que el Patronato tenga la capacidad de buscar patrocinios
y esquemas de financiamiento a lo largo del año.
Y ustedes dirán ¿y por qué carajos tiene que usarse
dinero público para que unos cuantos libreros salgan a vender sus libros? No señores,
esto va mucho más allá de vender y comprar libros. Si a esas vamos, hoy puedes
comprar el libro que se antoje en Amazon y podría no haber ferias ni librerías.
También puedes comprar el vino que se antoje en el súper, pero qué hermoso es
que haya Fiestas de la Vendimia. De entrada, es una Feria del Libro y la
Lectura. Es la Fiesta de los libros, los libreros y, sobre todo, de los
lectores, que son el centro del engranaje. Un evento para acercarse y compartir.
Un evento que vaya más allá de una sola sede y que no se limite a vender y
presentar libros.
Tradicionalmente, en la Feria del Libro se han
involucrado solo los libreros y el IMAC y en los últimos años el Gobierno
federal a través del Cecut, pero el Estado generalmente ha estado al margen o
con una participación simbólica. Mi opinión, es que en este momento quien tiene
una institución más sólida y competente
es el Estado, donde han sabido integrar
un equipo creativo, proactivo e innovador. Vaya, en el Estado hay incluso una Dirección de Industrias Creativas. Mi
deseo y mi consejo es que el Estado se involucrara en las futuras ferias
librescas.
En fin colegas: estudien otras ferias y otros eventos, no
solo de libros, sino de otros temas y productos. ¿Por qué Guadalajara y
Monterrey pueden y nosotros no? En Tijuana hay muchísima lana circulando e
invirtiéndose. Vemos como el movimiento gastronómico y vitivinícola crece e
innova a paso veloz y podemos apostar
por eventos de altísimo nivel y prestigio como el Mundial del Vino.
¿Por qué entonces el mundo libresco está tan estancado? ¿Por
qué andar pepenando sobras y migajas como pordioseros? Cambiemos el chip
mental. Renovarse o morir. Apostemos por
un evento moderno, creativo e innovador.
En fin colegas, aquí le paramos, porque como podrán ver
estoy algo cabreado. Salgamos de la cajita, miremos más allá del horizonte
Se los juro: una nueva era en la Feria del Libro de
Tijuana es posible y si no lo es, entonces habrá que saber morir con dignidad.
Gracias
DSB