Eso será la ciudad, un fuego fatuo en el horizonte
Y de
repente, como si tal cosa, el último párrafo matador de Mugre Rosa irrumpe al
mediodía mientras bebes un gin tónic y el sol se bate a cuchillo con las nubes
negras mientras “miras focos fantasmales perforando la noche y la ciudad queda
vaciada, como un cuerpo sin entrañas, una carcasa limpia que a lo lejos
brillará con su luz mala. Eso será la ciudad, un fuego fatuo en el horizonte” y
es justamente por momentos así que uno emprende estas aventuras bibliófilas y
luego comienzas a leer Olegaroy de Toscana y te encuentras con el insomne y su
miedo a la noche que apenas comienza e intuyes estar a las puertas de un gran
libro aunque apenas lleves diez páginas.