Efrén
Un domingo cualquiera, Efrén, un niño de trece años, sale a jugar al parque
que está frente a su casa en la colonia Crosthwaite de Rosarito. A las 23:00, al ver que no regresa, reportan su
desaparición. Esta mañana encuentran su cuerpo en un arroyo con el rostro
desfigurado por los golpes. La única
certidumbre es que el chico fue asesinado con saña. Las contusiones reflejan brutalidad
extrema. Si viviéramos en un lugar normal, este crimen por lo menos indignaría y
generaría alguna reacción. Si viviéramos en un lugar normal al que le
quedara un poco de humanidad en el arsenal del alma, este asesinato sería en
este momento portada de todos los portales de noticias locales y motivaría un pronunciamiento de las
autoridades, pero aquí en Baja California parece entrar dentro de lo que se
considera cotidiano, vil ritual de lo habitual. Tan solo en lo que va de abril
se han cometido más de 150 homicidios en Tijuana y proporcionalmente Rosarito
no se queda tan atrás. Este crimen llama un poco más la atención por la edad de
la víctima, pero al final del camino lo único seguro es que no habrá
seguimiento y que pasado mañana será olvidado. Rosarito es el lugar donde
transcurre nuestra vida diaria y donde estudia nuestro hijo. Anoche, mientras
dormíamos, un niño era asesinado a golpes a una corta distancia de nuestra
casa. Me temo que esto no puede ser
achacado a la guerra de cárteles o a la gente que viene de fuera y anda en
malos pasos. La perorata histórica de la autoridad (morenista, panista y
priista) es que las víctimas de homicidios en Baja California son personas que
están hundidas en el pantano del narcomenudeo y los homicidas gente que viene
de otros estados. Diez impresentables candidatos, incluida la actual alcaldesa,
aspiran a gobernar Rosarito y ninguno dice nada. Lo sorprendente es la poca o
nula información que aporta la nota policiaca actualmente. Qué mal reporteadas
están. Con excepción de Frontera, en donde mi colega Carmen Gutiérrez se tomó
el trabajo de ir a la colonia y entrevistar a vecinos y familiares, el resto de
los medios subieron, cuando mucho, el triste parte policiaco de tres párrafos
donde se dice que encontró el cuerpo “al parecer sin vida”. Otros ni siquiera
llevan la nota. Todo se limita a boletines chayoteados de Marina del Pilar y la
patética grilla del Campestre. Es verdaderamente desolador asomarse hoy en día a la prensa local, como desolador es comprobar
una vez más lo poco que importa la vida humana por estos rumbos.