Cisma
1- No encontraría ninguna emoción e inspiración en
escribir un cuento sobre el enésimo trofeo del Real Madrid o sobre un gol
galáctico de Messi o Cristiano Ronaldo. A mí me inspiran historias como la del
Shakther Karagandy de Kazajistán que riega la cancha con la sangre de ovejas
degolladas antes de los partidos. Me emocionan las historias de los
periféricos, los marginales, los huéspedes no invitados, los absolutamente
improbables. En la Súper liga europea no habrá historias como esa y por eso
mismo el odioso torneo de millonarios me parece insoportablemente aburrido.
2- El futbol es por fortuna un juego humano (demasiado
humano, diría Nietzsche) y aunque a nivel profesional el dinero lo controle
casi todo, al final sigue siendo un juego de seres vivos y no de máquinas.
Factores físicos, emocionales, psicológicos, climáticos o sociopolíticos pueden
torcer la lógica de un resultado y es por ello que este deporte es apasionante.
Su improbabilidad e irregularidad es lo que acaba dándole sabor por encima del
supuesto espectáculo. El futbol no es controlado por un algoritmo ni sigue la
lógica del videojuego, sino por el caos de la esencia humana.
3- La rebelión de los millonarios del futbol europeo y la
creación de su Súper liga representa la entronización del híper capitalismo en
el deporte profesional. Significaría enriquecer a los que ya de por sí son
inmensamente ricos y marginar a todos los demás. Un torneo esencialmente
excluyente. La Súper liga sería el equivalente a un videojuego de
multinacionales concebido única y exclusivamente para exprimirle más dólares a
la televisión. No dudo que sus horarios sean diseñados pensando en los
televidentes del lejano Oriente y no me extrañaría que los partidos acaben
jugándose en Shanghái, Hong Kong, Qatar o Dubái.
4- Desconfío sistemáticamente de cualquier millonario
súper poderoso como Florentino Pérez cuyo discurso comience con “lo hacemos
para salvarlos o lo hacemos por su bien…”. A callar. Digan mejor que lo hacen
única y exclusivamente para ser más ricos. ¡Todo por la pasta! les manda decir
La Polla Récords.
5- La Súper liga es un asunto de finanzas, de carteras,
no de méritos deportivos. Ni Manchester City, ni Arsenal o Tottenham han ganado
nunca el máximo trofeo continental. Tienen menos copas orejonas que el Estrella
Roja de Belgrado o el Steaua de Bucarest. Que la UEFA y la FIFA son corruptas
es por todos sabido, pero al menos buscan ser incluyentes.
6- Era un gusto ver a equipos ingleses chicos como
Nottingham Forest o Aston Villa levantar la orejona en los ochenta, como era un
gusto ver al Malinas belga ganar la Recopa contra el Ajax de Cruyff y Van
Basten o ver una final tan improbable como el Goteborg sueco contra el Dundee
escocés en la Copa UEFA. Son muchísimos factores, pero el futbol es mucho menos
democrático e incluyente ahora que hace 30 años. Me gusta mucho más el espíritu de torneos absolutamente abiertos como la
Copa FA en donde equipos de pueblo de la cuarta división pueden plantarle cara
a un Man United. Ve lo que acaba de hacer Defensa y Justicia de Argentina, el
equipo del barrio Florencio Varela, hoy flamante campeón de Recopa Sudamericana
contra un gigantón como Palmeiras. Esas cenicientas se acabarían como la súper liga.