Eterno Retorno

Wednesday, March 03, 2021

Alguna travesura narrativa cocinaremos

 


Acaso los seres nacidos en la cabeza de un genio acaban por adueñarse del territorio que inspiró su creación. Tal vez en la cartografía no conste oficialmente el paralelo exacto en donde nació Macondo, pero sí sabemos que en el número 19 de la Calle de la Loma, allá por los rumbos de San Ángel, está el lugar en donde fue creada la novela que marcó un antes y después en la historia de la literatura contemporánea. Hoy he recibido la noticia de que fui seleccionado como becario para la residencia artística en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, lo que significa que este otoño (si los vientos pandémicos lo permiten) me iré a vivir y a escribir intensamente en la casa donde Gabo concibió a la saga de los Buendía Iguarán. Como parte del convenio firmado por la Fundación para las Letras Mexicanas con la Secretaría de Cultura Baja California se estableció que el programa de residencia en Casa Estudio Cien Años de Soledad se recibiría un escritor de Baja California. Yo mandé mi solicitud desde el año pasado y este día me ha llamado mi colega Karla Robles para darme a conocer que he sido seleccionado. Mi gratitud con Pedro Ochoa y con todo el equipo de la Secretaría de Cultura de Baja California y por supuesto con la Fundación para las Letras Mexicanas que preside Miguel Limón Rojas. También con Juan Villoro, Geney Beltrán Félix y todos los colegas que hacen posible la materialización de este sueño. Como ustedes saben, yo nunca viví la experiencia de ser un “joven escritor” ni tuve la fortuna de estudiar Letras o tener un tutor y acudir a diplomados o laboratorios de escritura creativa. Mi única experiencia como alumno se remonta a los tiempos en que acudía al taller de Rafael Ramírez Heredia y de eso hace ya 24 años. Siempre he tenido la curiosidad de saber qué se siente sentarte en el pupitre y estudiar intensamente con los grandes maestros y bueno, ahora por fin me llega la oportunidad. Gracias a todos los que apoyan este camino de vida pero sobre todo a Carol e Ikercho (y sin duda lo más triste y duro será estar unas semanas lejos de ellos). Por ahora es tiempo de seguir el rastro de las hormigas rojas y las mariposas amarillas que deambulan por San Ángel, buscar el número 19 y una vez ahí llamar a la puerta. Acaso abrirá Pilar Ternera o la venerable Úrsula centenaria quienes nos conducirán hasta la mesa donde Aureliano Babilonia estará descifrando los últimos pergaminos de la estirpe Buendía. Alguna travesura narrativa saldrá de ellos.