El presente pisa el acelerador
Vivimos en
un mundo en permanente metamorfosis en donde el presente suele pisar el
acelerador y la vida cambia radicalmente en lapsos brevísimos. La pandemia
simplemente pulsó el botón de adelantar y puso a funcionar en cámara rápida
transformaciones que de una u otra forma se iban dando gradualmente pero que hubieran tardado un tiempo en concretarse. Sin duda
la más notoria de todas es la referente al trabajo o la educación a distancia.
Lo que hasta hace un año era una herramienta auxiliar ahora se ha convertido en
la norma. Millones de profesionistas trabajan a través de Zoom y millones de
alumnos de todos los niveles toman clases virtuales a través de Google
Classroom. Algún día volveremos al modelo presencial, pero a estas alturas cabe
preguntarse ¿y de verdad nos conviene volver al viejo esquema? Pienso en todos esos
descomunales corporativos con edificios
de varios pisos en donde transcurría la vida de cientos de trabajadores
que podían hacer exactamente lo mismo desde casa. ¿De verdad quieren las
empresas seguir pagando rentas y servicios por oficinas que al final son
prescindibles? ¿Nos conviene toda esa contaminación, gasto de combustible y
tráfico por trasladarnos a una hora determinada al lugar de trabajo? En el caso
de la escuela es distinto, pues acudir a un plantel no solo se reduce a tomar
clases, sino a aprender a convivir y desarrollarse socialmente, si bien creo
que las escuelas deberán entrar a un esquema mixto en donde ofrezcan la
posibilidad de la clase virtual y presencial.