Azuzar la noche para que se abra como orquídea
Me hiere
enterarme que Iván Trejo ha remado hacia el “gélido vacío de la blancura”. Me hiere, porque su carrera estaba en
ebullición y me queda claro que él no paraba. Si como poeta creó atmósferas
sublimes, como editor fue un rompedor de moldes y paradigmas. Hay libros que
enamoran con una mirada y los de Atrasalante podían volarte los sentidos con
solo verlos. Bella e innovadora editorial.
Me hiere
mirar la pantalla y entrarme cada día de una nueva muerte. Cada vez más
personas con las que en algún momento coincidí o compartí algo están diciendo
adiós. Estos días aún no son ayeres el obituario es ritual de lo habitual.
Acaso haya que
tomarle la palabra a Iván y azuzar la noche para que se abra como orquídea
no pienses que he muerto/ ni lo sientas/
ni lo digas/ el silencio del estar es
todo lo que poseemos/
otra es la voz del agonizante/ no la
nuestra
que recorre los hombros desnudos de las
preguntas/ no la nuestra
que habita todos esos lugares donde no
estamos.