Un nombre y su leyenda
Antes de ser descubierta, navegada y explorada por los europeos, California
fue imaginada en el Viejo Mundo. Los mismos libros de caballería que hicieron
perder la cabeza a Alonso Quijano hasta convertirlo en Don Quijote, fueron
también los que alimentaron la imaginación de cartógrafos y exploradores,
quienes llegaron a recorrer la recién encontrada América.El Amadís de
GaulayLas sergas de Esplandián, clásicos de la caballería
andante escritos por Garci Rodríguez de Montalvo, fueron obras de
cabecera en la ficticia biblioteca de Quijano y lectura de viaje para
personajes como Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo. Estos dos
libros, que fueron el equivalente a best sellers del Siglo XVI, se
refieren a la California como una isla poblada por gigantescas amazonas. El
mito de esta misteriosa ínsula o el de lasSiete Ciudades, surgido
también en la literatura caballeresca, alimentaron las fantasías de no pocos
exploradores, con mención honorífica a Hernán Cortés, quien década y media
después de haber conquistado Tenochtitlán, se obsesionó con la exploración de
California. Sabiamente lo expresa el escritor Jorge Ruiz Dueñas:California era una palabra destinada a hacer verdadera la geografía
apócrifa del mundo, aún secreto y fantástico. La dispersión de un nombre de
leyenda metamorfoseado en territorio. Este es el tema central del libroCalifornia.
Biografía de una palabra, escrito por Carlos Lazcano Sahagún y
bellamente editado por la Secretaría de Cultura de Baja California.
Carlos Lazcano es un personaje interesantísimo. Nativo de Ensenada y
formado como investigador en el Instituto de Geografía de la UNAM, es hoy
en día el estudioso que más a fondo trabaja en la historia de la Antigua
California. Heredero del legado del gran Miguel León Portilla y de los
cronistas misioneros del Siglo XVIII, el ensenadense se ha sumergido como
nadie lo ha hecho en el estudio de los pueblos nativos de la península, las
primeras exploraciones de navegantes europeos y el rico legado cultural de las
18 misiones peninsulares. Lo verdaderamente fascinante, es que los
conocimientos de Lazcano no se limitan a los múltiples archivos históricos y
bibliotecas en donde se ha sumergido con el método y el rigor de trabajo de un
investigador profesional, sino que cuando escribe sobre esta tierra lo hace
porque ha caminado cada kilómetro de la península como incansable explorador.
Cerros, desiertos, playas, misiones, ruinas, pinturas rupestres han sido
recorridas una y otra vez por el siempre tenaz Carlos. Espeleólogo
profesional, ha explorado también las cuevas más profundas de México y del
mundo. Es un gran acierto de la Secretaría de Cultura que encabeza Pedro Ochoa
el haber compilado el gran trabajo de Carlos Lazcano en esta hermosa edición.
También el haber reeditado, en colaboración con la editorial
Porrúa, dos clásicos de la historiografía californiana:Historia de la Antigua O Baja Californiadel jesuita Francisco Xavier Clavijero yVida de Fray Junípero Serra y
misiones de la California Septentrionalde Fray Francisco Palou. Sorprende en
verdad lo meticuloso del trabajo realizado por los misioneros de la Baja
California, quienes parecían empeñados en registrar absolutamente todo sobre
estas tierras: hidrografía, orografía, flora, fauna, artes, oficios, cocina,
costumbres. Vaya, lo mismo encontramos capítulos dedicados a las plantas
nativas que a los efectos de la mordedura de las serpientes. Dos libros
fundamentales para entender y dimensionar la esencia de lo californiano.