Eterno Retorno

Friday, June 01, 2018

Los dos sentidos de la palabra. Publicado en Juárez Hoy por César Graciano

César I. Graciano.- La palabra “bizarro” tiene dos acepciones: puede ser “valiente o arriesgado”, y también es un adjetivo para señalar algo “generoso, lucido, espléndido”. Estos dos significados son, quizá, los que menos se usan. La influencia que tiene el inglés en nuestro idioma ha deformado muchas palabras que usamos y creado nuevas. Al menos en la frontera “mapeamos” los pisos y andamos en una “troca”. De igual manera creemos que lo bizarro se refiere a lo extraño o inusual, y es así, pero en inglés y en francés. O al menos ese es el resultado que arroja el diccionario de Oxford al consultar el significado de la palabra “bizarre”. En la traducción se perdió todo: bizarre se volvió bizarro, pero no debería ser así. Al menos un pequeño diccionario Larousse de traducción inglés-español sugiere que “bizarre” sea “extravagante, extraño”, y “bizarro” debería ser “brave; magnanimous”. Tener una palabra como “bizarro” puede ser de ayuda, por ejemplo, para describir algo que es “arriesgado, lucido y extraño” a la vez, como por ejemplo “Días de whisky malo”, de Daniel Salinas Basave (que hablando de traducciones, qué bueno que prefiriera el término “whisky” en lugar de “güisqui”, que es la voz correcta en español). “Días de whisky malo” ganó el Premio Gilberto Owen 2014 en la categoría de cuento, fue publicado por la editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2016 (una edición bastante bonita, dicho sea de paso), y en 2017 fue uno de los cinco finalistas del Premio Internacional de Cuento Gabriel García Márquez. El libro se compone solo por seis cuentos, pero en total tiene 246 páginas, por lo que hablamos de cuentos largos, cuando no son novelas cortas, lo cual es muy bizarro, muy generoso: son pocos los libros de cuentos que, sin ser una antología o los “cuentos completos”, sean tan largos (aunque hay sus excepciones, como “Las mil y una noches”). Lo que más se puede encontrar en la prosa de Salinas Basave es humor, uno muy extraño, casi negro, casi irónico. Las historias son contadas desde el filo del absurdo, pero todo es creíble. Por ejemplo, en “Saurio Sangrante”, la pieza que abre el libro, narra desde la perspectiva del protagonista la agonía espiritual de un hombre a quien le amputarán una pierna y con eso perderá uno de sus tatuajes: el más preciado para él. Con ese breve espacio de acción, el cuento se comienza a llenar de retrocesos en el tiempo que llevan a la explicación de cómo consiguió sus tatuajes, su primer amor, el desamor y el infortunio de crecer (o, al menos, de no poder ser adolescente por siempre). Por el tema, se podría encajar como un cuento de “crecimiento”, en el que el protagonista muestra qué lo convirtió en el hombre que es, pero los recursos que se van empleando durante la narración, como los flashbacks que son el hilo conductor de toda la historia, los guiños a ciertas escenas del México actual (el cuento se desarrolla en Ecatepec) y pasado (con, por ejemplo, una breve mención a Santa Anna), el relato se vuelve un paisaje en claro del México de los ochentas a la fecha. Más cercano a nuestra realidad inmediata, Juárez, está el cuento “Corona de muerto”, en el que se narra cómo es que Acadio Borregastre, juez municipal de Tijuana, recibe en la puerta de su casa una corona fúnebre, lo que no puede significar otra cosa que un aviso: la muerte próxima. La tranquila, pero aburrida y sinsentido, vida de un pequeño burócrata se trastoca cuando el narco pone la mira en él; Borregastre solo espera que la muerte, esa que no se cansa de imaginar, lo libere. El libro contiene una alta dosis de cosmopolitismo, incluso con todos los regionalismos norteños que se escriben en él. El lector viaja de Ecatepec a Tijuana, de Kazajistán a Italia, y de ahí a Tecate o a un pequeño pueblo de Estados Unidos, donde un hombre que vive del recuerdo de su juventud como rockstar de pueblo, “acosa” a una estrella pop, que antes fue su pareja. En “Infortunios de un ovejero kazajo”, un pastor intenta degollar una oveja en una cancha escocesa, como parte de un ritual que le ayuda a su equipo a ganar el partido, de lograrlo haría que su equipo de futbol entrara a la Champions League. Por mucho, el más hilarante de los relatos, y quizá el más absurdo (aunque la selección de Irak ya ha hecho un ritual parecido). También se puede leer cómo un burócrata cultural de Tecate quiere llevar a la cuidad a Lila Azam, a la que considera la escritora más hermosa del mundo. En este cuento, “Ella es nabokoviana”, no solo se relatan los pensamientos del burócrata, quien fantasea con Azam, sino que, de manera sutil, también es una crítica a la corrupción de los sistemas de gobierno en México. En “Dilemas de zurdos y fachos” pone frente a frente a un hombre de derecha con uno de izquierda, ambos amantes del futbol, pero de equipos contrarios, rivales. Salinas Basave desvanece sutilmente las diferencias entre un “zurdo” y un “facho”, para mostrar cómo las ideologías son más una unión que una separación. Así, lleno de humor y de absurdo, extraño, generoso en su prosa, estimulante y ágil, arriesgado en sus planteamientos y en su extensión, Daniel Salinas Basave terminó por escribir un libro “bizarro” y “bizarro”. graciano.cesar@hotmail.com