Eterno Retorno

Saturday, May 26, 2018

Si el horóscopo o las galletas chinas espetaran al chile y sin tapujos la negritud del futuro inmediato, habrían tenido a bien advertirme que una fatal alienación de astros o una suma de aleatoriedades hostiles acabarían de derrumbar los despojos de mi vida en tan solo una semana. Primero me dejó mi novia, o más bien dicho acabó de largarse sin que yo alcanzara hablarle de la enfermedad mortal que están a punto de diagnosticarme y cuyos inconfundibles síntomas me carcomen. Horas más tarde certifiqué oficialmente la defunción de nuestra revista científica tras una larga vida de dos ejemplares impresos y apenas ayer se presentó un abogado con facha de guarura para decirme que debo abandonar mi departamento en las próximas doce horas o atenerme a las consecuencias. Para mi buena fortuna anoche encontré en la cantina a Liborio el Tiburonero y ahora tengo un lugar a donde ir, ubicado a unas 215 millas náuticas del puerto de Ensenada. Fuera de esos detalles todo marcha más o menos como siempre. Claro, siendo brutalmente honesto debo admitir que todas las cosas acaecidas en la última semana eran predecibles y pronosticables. La nota en todo caso es que ocurrieran en fila, sin tiempo para acabar de digerirlas. Durante años me gané o intenté ganarme la vida como reportero en el puerto de Ensenada, lo cual se traduce en bordear la pobreza alimentaria y la muerte por inanición o teporochismo. El día en que el enésimo recorte de personal de la empresa cortó de tajo mi magra ubre salarial, tuve una repentina ráfaga de optimismo y endorfinas provocada por circunstancial compañía de una colega de oficio y desgracia. Marypaz, una fotógrafa de no mal ver, fue liquidada del diario El Vigía en el mismo día que yo. Al encontrarnos en la calle luego de salir de la oficina de recursos humanos con nuestro cheque de liquidación en la mano, no se nos ocurrió nada mejor que irnos Ignoro si exista una estadística que lo certifique, pero supongo que la primera reacción de un elevado porcentaje de trabajadores recién corridos de su trabajo es irse a beber algo para rumiar la injusticia y planear el future.