El argentino que más admiró a Islandia y su cultura, fue un anti- futbolero de cepa y sospecho que el partido de mañana no le despertaría interés alguno. En cualquier caso, Georgie es el gran responsable de que los lectores del Río de la Plata tomaran en serio la literatura islandesa y voltearan a ver sus ancestrales sagas. Casi un milenio antes del Martín Fierro y la épica gauchesca, Snorri Sturluson transformó en prosa la Saga de Egil Skallagrímsson y la Edda prosaica. Mi ejemplar de dicha saga forma parte de la colección Biblioteca Jorge Luis Borges y es prologado por él. El “latín del norte”, llama Georgie a la lengua islandesa a la que admiraba. Puede leerse como una novela, sostiene Borges en el prólogo. En Las Kennigar, incluido en Historia de la Eternidad, Georgie diserta profundo sobre las atípicas composiciones metafóricas islandesas. La obra de Snorri es contemporánea del Cantar de Roldán y se anticipa por algunas décadas al mio Cid. Para Milan Kundera, las sagas islandesas son la piedra fundacional de la narrativa en prosa. Podemos afirmar que son los tatarabuelos del arte novelístico.
Tanto admiró Borges a Islandia, que en la lápida de su tumba en Ginebra hay una inscripción de la Volusungasaga. Tres veces viajó Borges a tierras islandesas, ya ciego y setentón. En herencia quedan su poema Islandia y el melancólico Hotel Esja, Reikiavik.
Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares que existas
Islandia de la nieve silenciosa y del agua ferviente.
Islandia de la noche que se aboveda sobre la vigilia y el sueño.
¿Habrá leído Messi ese poema? ¿A quién le iría Borges mañana? ¿A Egil Skallagrímsson o a Martín Fierro? Hagan sus apuestas.
PD- Por lo que a mí respecta, debo decir que nueve años antes de visitar por primera vez Argentina, visité Islandia y también padezco de la gran memoria cóncava que no es una nostalgia.
Friday, June 15, 2018
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