Bodrio inaugural
La costumbre hecha ley dice que el juego inaugural tiene a ser soso y carente de emociones. Aun así, mi proustiana memoria identifica claramente en dónde estaba yo y en qué circunstancias al momento de empezar a rodar cada nuevo balón mundialista.
En el Italia vs Bulgaria de 1986 estábamos en el patio nuestra casa de Avenida Vasconcelos en San Pedro, a donde acabábamos de llegar a vivir pocos días antes. Todavía con cajas de mudanza, tuvimos el ánimo de convocar invitados a una comida dominical para ver el juego. El gol de Sirakov en los últimos minutos amargó a los italianos.1-1 final y yo estaba a unos días de entrar oficialmente en la pubertad.
El Argentina vs Camerún de 1990 lo vi solo en el estudio de nuestra casa en la Herradura EdoMex, inmerso en un martirizante periodo de exámenes finales en el Albatros. Inolvidable el cabezazo de Biyik batiendo a Pumpido y la rabia de Maradona.
El Alemania vs Bolivia de 1994 lo vi con mi primo Héctor en el estudio de su casa de calle Río Yaqui. Ni siquiera el gol de Klinsman fue capaz de quitarle la modorra a ese bodrio de juego.
El Brasil vs Escocia de 1998 lo vi en la sala de prensa de Palacio Municipal de Monterrey siendo ya un reportero de El Norte. Era mi época de fan ultra de Irvine Welsh, así que yo estaba a muerte con los escoceses que se suicidaron con un autogolazo. Una semana después me encontraría con Carol y nuestras vidas quedarían unidas a partir de ese verano mundialista.
El Francia vs Senegal de 2002 lo vimos Carol y yo desde nuestra cama, más dormidos que despiertos, en nuestro depa de Playas de Tijuana. Primer mundial tijuanense. A las cuatro de la mañana lo onírico suele batir a lo racional y por ello coloqué el triunfo senegalés frente a la Galia de Zidane como una alucinación de duermevela.
El Alemania vs Costa Rica de 2006 lo vimos desde la sala de juntas de la redacción de Frontera. Yo fui quien puso el desorden y encendió la tele mientras planeábamos la cobertura del día.
El Sudáfrica vs México de 2010 lo vimos en el Auditorio Municipal de Tijuana en un evento de campaña de Carlos Torres. La inauguración más pasional que recuerdo. El gol de Rafa Márquez nos salvó del ridículo.
El Brasil vs Croacia de 2014 lo vi en esta casa, en calma total, mientras daba los últimos toques a Dispárenme como a Blancornelas. El autogol de Marcelo que inauguró el mundial anticipaba la tragedia brasileña.
Si no pasa algo extraño, el Rusia vs Arabia (del que no espero absolutamente nada) lo veré en esta casa, donde ahora mismo bebo el primer café con la primera luz. Si es así, entonces será la primera vez en que se repita en mi vida un sitio para ver el juego inaugural.
El futbol es mi magdalena mojada de Proust. Es hora de escribir una vez más mi historia del tiempo perdido viendo rodar un balón.