Uno de los momentos más emocionantes que depara la vida moderna es cuando el mensajero llama a la puerta de tu casa llevando en brazos un paquete proveniente de un lugar lejano. Para mí es una sensación muy parecida a lo que siente un niño con Santa. El timbre sonó esta mañana cuando yo me estaba bañando (sí, aunque no lo crean, también me baño muy de vez en cuando). Carolina, en medio de una llamada de trabajo, acudió a abrir entre los ladridos de Canica, que irremediablemente enloquece con los visitantes. Afuera estaba el hombre del traje amarillo DHL portando una ración de puro whisky colombiano. Puro bourbon con aguardientico es lo que me trajo. La nueva edición del licor narrativo destilado y envasado en Bogotá ha llegado a su madriguera tijuanense. Mi total gratitud con todo el equipo de Planeta y la Biblioteca Nacional. Vamos bautizando este barco de papel en una pila de Jim Beam.
Tuesday, February 13, 2018
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