La alternancia del Alfaguara
1 Desde el año pasado, cuando ganó Ray Lóriga, irrumpió en mi fuero interno una certidumbre: el próximo Premio Alfaguara le toca ganarlo a un mexicano. No le llamo corazonada o intuición. Le llamo lógica y cálculo. México es un mercado editorial demasiado grande y activo como para que el último triunfador haya sido Xavier Velasco hace ya 15 años. En ese sentido el triunfo de Jorge Volpi me parece predecible.
2- El Alfaguara es un premio que suele administrar con cierta equidad a sus ganadores, casi todos autores de la casa. Hay un balance geográfico y temático. En la era moderna del premio, iniciada en 1998, solo una vez ha repetido un país por dos años consecutivos. En 1999 lo ganó Manuel Vicent y en 2000 Clara Sánchez, ambos españoles. Desde entonces siempre hay alternancia entre las nacionalidades y también entre el estilo de los autores. En donde la cosa no ha sido tan equitativa como lo políticamente correcto marca, es en la cuestión de género. Solo cinco triunfos femeninos en 21 años arroja apenas una inequitativa cuarta parte. Ello me lleva a hacer una apuesta que desde ahora firmo: el próximo premio es para una mujer, probablemente latinoamericana, aunque no mexicana.
3- Me llama la atención ver los extremos de la cuerda en cuanto estilos. El premio pasado lo gana Lóriga con una novela a lo Orwell, una típica fantasía post-apocalíptica con su respectivo mundo imaginario en donde rige una artificial felicidad dictatorial controlada por un ojo que todo lo ve. Confieso que me aburrió un poco. Ahora en 2018 Volpi se va al otro extremo con una novela-reportaje sobre Florence Cassez, donde hay nombres propios, fechas, datos. El primer libro descaradamente periodístico del Premio Alfaguara. Obviamente vendrá la comparación con Capote o con el líder actual e indiscutible de la tendencia que es Emmanuel Carrère. Ojalá que a la hora de las comparaciones alguien se acuerde también de Rodolfo Walsh.
4- No soy ni he sido nunca seguidor de Jorge Volpi ni está entre mis autores de cabecera, pero reconozco en él a un narrador muy chambeador, que se toma muy en serio su carrera y que parece entrarle con más o menos buena fortuna a casi todos los géneros y subgéneros. Ahora se la jugó con algo que en él es nuevo, o al menos no lo había visto escribir novela de ese estilo. ¿Habrá sido capaz Volpi de escribir algo a la altura de Noticia de un secuestro o Soldados de Salamina? Experiencia tiene. De joven trabajó en la PGJE del DF.
5-Los dos premios Alfaguara que más he disfrutado como lector han sido El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez y El vuelo de la Reina de Tomás Eloy Martínez.
PD-Por si estaban con la duda, nunca en mi vida me he inscrito al Alfaguara. Mi primera regla para inscribirme a un certamen es tener posibilidades reales de ganarlo y en los premios de monstruos editoriales rigen otras reglas, aunque tampoco digo de esta agua no beberé.