Aunque la profundidad de su mirada podría delatar las sombras de un turbulento pasado atravesando infiernos, lo cierto es que posee una endiablada capacidad para pasar desapercibido y un extraño don de mimetismo que le permite abrirse paso en ambientes contrastantes sin llamar la atención. Conoce la O por lo redondo y ha encajado sin desentonar en las círculos cupulares de capos principescos o en comandos paramilitares de exterminio. Ha sido espía y testigo, delator y guardián de secretos, ajustador de cuentas y limpiador de huellas. Hizo méritos en la Federal de Seguridad y también junto al Negro Durazo; compartió la mesa con el Jefe de Jefes y los patrones de antaño y cuando fue preciso salvar pellejo no dudó en buscar la protección de los gringos aportando información valiosa. Le dicen Águila del Desierto porque su compañera más fiel ha sido su inseparable Desert Eagle cromada calibre 50 fabricada en Israel con la que nunca ha fallado un tiro y con la que invariablemente suele firmar cada uno de sus trabajos. También le dicen Tragabalas, como el corrido del Piporro, porque le gusta chupar pólvora y escupir casquillos y porque lo han visto correr entre diluvios de plomo sin que un solo proyectil lo toque. Desde hace más de una década sirve al Nagual para trabajos especiales y causas imposibles y hoy le han encargado coordinar el montaje de un atentado en la Macroplaza como cabeza de un trío.
Monday, November 06, 2017
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