Chapucera, canija, con irremediable vocación fabuladora, la memoria está ahí para contarnos sus mentiras y este fin de semana ha cumplido con mandarme unas cuantas señales. "A la larga, todos los seres son memoria, no solamente los seres de carne y hueso, sino los de la literatura también. Nosotros mismos seremos tan irreales o tan reales como personajes literarios después de nuestra muerte”, escribe Borges, citado por Campbell en Padre y memoria. Hoy por la mañana llevé a Iker a la matiné de Intensamente (Inside Out). Segunda vez para él (Carol lo llevó ayer) y primera para mí. Conclusión: vaya pedazo de genio estos narradores de Pixar. No es cosa fácil fascinar a cincoañeros y mantenerlos entretenidos teniendo como fondo un tema tan complejo como las emociones, la maleabilidad de los recuerdos, las fábulas del subconsciente. Una película que puede atraer por igual a psicoanalistas y a filósofos. A Federico Campbell le habría gustado. El lago congelado donde Riley aprende a jugar hockey no es muy diferente de la magdalena mojada de Proust. Horas antes, la tarde del viernes, pepené en Grafógrafo Traiciones de la Memoria de Héctor Abad Faciolince. En el bolsillo del saco de su padre asesinado, Abad encuentra un papel con un poema garabateado: “Ya somos el olvido que seremos”. La libre asociación lo atribuye a Borges y a partir del hallazgo y posterior pérdida del garabato surgen fábulas sobre seniles dictados del ciego a una guapa doctora (en el tribunal Kodama exige explicaciones y regalías) o delirios teporochos del poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio. Hace exactamente una semana concluí un ensayo sobre un narrador de la memoria. Si horas antes de poner punto final hubiera visto Intensamente y leído a Faciolince, Pixar y el colombiano aseguraban cita y epígrafe. Esta noche solo queda la intuición o el presagio del día en que la matiné en Pabellón Rosarito y el libro en Grafógrafo tengan piel de eso que un mal poeta llamaría saudade en penumbra.
Sunday, July 19, 2015
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