Rabia de viento cuaresmal, insurrección de mil y un demonios. Febrero en rebelión, las señales yacen en el azul de este cielo desnudo, en los dientes afilados de una vida en altamar, en las sombras largas de la mañana, en el pillar desesperado del pájaro ante la hecatombe de su nido. ¿No es demasiado claro lo que me grita el viento? En los santaaneros yace el camino.
Las cabezas de ratón no fueron un sueño, aunque hoy mismo no metería las manos al fuego por su recuerdo. Tampoco el águila devorando la ardilla en medio de Sánchez Taboada ni la petulante desnudez de este horizonte cuchillero. Tres veces ha rodado la maceta y el canto de este pájaro suena a clamor inexorable. Del este viene la luz y a mi izquierda vigilan las hirientes sombras.
Saturday, February 14, 2015
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