Ponerse en los zapatos de los reporteros muertos- Por Daniel Salinas Basave
A la cofradía de intelectuales que promueven boicotear a Veracruz como sede del Hay Festival, les tengo una mejor propuesta. En lugar de “castigar” al gobierno estatal no asistiendo al evento o quitándole la sede, mejor tomen el toro por los cuernos y jueguen a la ofensiva. En vez de darle la espalda, mi sugerencia es que vayan al festival y ahí, en la tierra donde viven las familias de los periodistas asesinados, confronten y reten públicamente al gobernador. El impacto sería contundente, en todo caso mucho más fuerte que simplemente boicotear con la inasistencia. Imagínense el peso mediático que tendría ver a un Juan Villoro o a un Martín Caparrós sacar un moño negro durante su intervención o colocar en su mesa fotos de los colegas asesinados. Imaginen si Villoro (o el invitado que a ustedes se les ocurra) llega a la sala donde va a presentarse acompañado de la viuda o la madre de un reportero asesinado y la sienta junto a él. Piensen por un momento en la trascendencia que podría tener el mensaje si los escritores promueven una reunión con los familiares de los reporteros muertos o exigen que en el calendario del festival se incluya una mesa con reporteros veracruzanos. Eso sí le dolería en serio a Javier Duarte, no su inasistencia. Vayan y peleen, atrévanse a retar al lobo en su cueva. A ustedes no los va a tocar ni a amenazar nadie. Si los censuran o coartan su derecho a expresarse libremente en el festival se haría un escándalo y Duarte se hundiría aún más en su arena movediza. Quitándole el festival a Veracruz a los únicos que castigan son a los lectores veracruzanos y a la gente que acude a disfrutar de las diversas actividades del evento. Vayan y protéstenle a Duarte en su cara, mirándolo a los ojos, no escribiéndole una cartita. Vayan y visiten los pueblos donde vivían los colegas asesinados, enfrenten públicamente al alcalde que mandó matar a Moisés Sánchez y por favor, exijan un espacio en el festival para los reporteros de trinchera, los soldados de a pie. Ustedes no tienen una puta idea de lo que es la vida de un reportero de provincia como Moisés Sánchez y los cientos de colegas que hay como él en todo México, los anónimos obreros de la información que nunca en su vida van ser invitados a un foro como el Hay Festival ni los van a publicar en Gatopardo, Etiqueta Negra o el Malpensante y cuyo nombre solo va a ser mencionado por los rockstars del periodismo cuando un narcopolítico los mate. Traten de imaginar por un momento lo que significa impulsar un humildísimo semanario como La Unión y trabajar de taxista para mantenerlo. Sospecho que La Unión no manejaba ese pretencioso lenguajito hipster del que algunos abusan, ni tenía publicidad de relojes o alta moda y la semblanza biográfica de Moisés Sánchez (me temo) nunca apareció escrita con ese ridículo tonito de ironía vanidosa que marca la moda del periodismo narrativo. ¿Quieren hacer algo trascendente? Vayan a Veracruz y confronten a Duarte y traten de vivir un día de sus vidas, un solo día, como vivió Moisés Sánchez. Pónganse verdaderamente en sus zapatos. Ustedes con su poder de convocatoria pueden hacer muchísimo más que mandar una simple carta y desairar un festival. Dicho en lengua romance: TÍRENSE A MATAR Y TENGAN HUEVOS.