Eterno Retorno

Monday, February 09, 2015

De repente imagino que en mis manos cae un texto juvenil de Sergio Pitol en donde se narra la historia de un anciano escritor que ha perdido el habla y es secuestrado por una parte de su familia. Aparentemente el escritor carece de lucidez, pero dentro de su limbo alcanza a percibir que es víctima de una conspiración orquestada por su clan. El tema va perfectamente con el estilo de los primeros relatos de Pitol en su etapa llamémosle “gótica-veracruzana” compilada en el volumen Infierno de todos. ¿Soñar la realidad? Lo cierto es que el epílogo de su vida es terriblemente pitoliano. “Mis primeros relatos concluían irremisiblemente en una agonía que conducía a la muerte del protagonista o, en el más benigno de los casos, a la locura. Acceder a la demencia, ampararse en ella, significaba vislumbrar una última Thule, la isla de Utopía, donde todas las tribulaciones, angustias y terrores quedaban para siempre abolidos”. Así se refiere Sergio Pitol sus primeros textos en la nota introductoria de Infierno de todos editado por la Universidad Veracruzana. Al final del pasado otoño se presentaron en mi vida una serie de serendipias pitolianas. Primero fue la foto que me hizo llegar mi colega Jaime Cháidez Bonilla, tomada por Lorenzana y publicada en Identidad hace cuatro años. Yo ignoraba que en este mundo existía una foto mía junto a Sergio Pitol. Días después llegó a la puerta de mi casa el magistral ensayo El dueño y el creador. Un acercamiento al dédalo narrativo de Sergio Pitol escrito por Hugo Valdés. Un ensayo exhaustivo, ambicioso, buceador de profundidades, sin duda el más sólido análisis que he leído (y aún estoy leyendo) sobre la obra de Pitol. Una semana más tarde encontré en La Paz una atípica edición de Juegos Florales en Siglo XXI y la referida compilación de los textos juveniles. A ello se suma un raro cuaderno editado por el Itesm llamado De la realidad a la literatura donde se incluye íntegra la charla de Pitol en la Cátedra Alfonso Reyes. Debe ser el deja vu de febrero y el recordar que hace un año Federico Campbell yacía en terapia intensiva, pero el caso es que empiezo a sentir saudade anticipada por Sergio Pitol.