La sensación de navegar en barcos de arena, e intuir naufragios como quien intuye islas encantadas y cantos blasfemos de sirenas. Ir deshojando instantes de vida como quien deshoja flores marchitas. Amaneceres sobre la taza, ocasos en el parque, la irrealidad impregnándome como brisa marina.
La soberana inutilidad de toda arquitectura prosística; la estupidez yaciente mi afán de contar historias; las palabras como gusanos sobre una bolsa de basura.
La impotencia narrativa es idéntica a la impotencia sexual. Cuando la ceniza mojada lo cubre todo, las palabras son ruido absurdo y los cuerpos bultos de carne. El cuerpo y el párrafo perfecto son tedio y vacío cuando el deseo está muerto. Cuando la lumbre se ha apagado solo queda frente a mí el desierto de la mañana, el sinsentido que todo lo infesta.
Wednesday, November 05, 2014
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