Eterno Retorno

Monday, November 03, 2014

Me pone contento saber que el Premio Herralde es para Guadalupe Nettel, pues significa premiar a esa narrativa creada al lado del camino, deambulando al costado del mundo. Es un premio al reino de los raros e inclasificables, los divinos excéntricos de Sergio Pitol, los que no parecen tener padrino, grupo ni canon. Hace un par de años que le sigo la pista a esta colega y me he encontrado con una prosa elegante, precisa, limpia y casi minimalista. En la narrativa de Nettel el cuerpo puede transformarse en frasco, envase, bolsa o imperfecta estructura que contiene algo en su interior. Un envase accidental que sin embargo nos condiciona, como nos condiciona y nos marca ese otro accidente llamado familia, con cuyos errores y sueños frustrados deben cargar los hijos. El Herralde es un premio en el que tengo fe ciega (igual que en todo Anagrama). Otros premios, que en lo económico son 30 veces el monto del Herralde, han coronado no pocas veces a bodrios y reyes desnudos. En cambio, el de Anagrama jamás me ha defraudado. Siempre han premiado a esa literatura en estado puro donde los párrafos amenazan con volverse tatuajes. Enhorabuena y solo espero no tener que aguardar a la primavera para poder leer Después del invierno.