Tratándose de Malcolm Lowry lo coherente sería destapar una botella de mezcal con un gusano rechoncho, pero quien nos acompaña esta noche de sábado es el buen amigo Samuel Adams. La vida me ha enseñado a no cantar un gol hasta no ver al árbitro señalando la media cancha, pero esta tarde al regresar con Iker y Carolina del parque, he recibido algunos mensajes de colegas y solo entonces he reparado en que el Instituto Nacional de Bellas Artes ya lo ha hecho oficial. Lo que leí en su página es lo siguiente:
"El jurado integrado por Elsa Cross, Laura Emilia Pacheco y Daniel González Dueñas decidió entregar por unanimidad el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2014 a Cartógrafos de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros, que pertenece al escritor Daniel Salinas Basave.
De la obra, el jurado destaca que “el tema del trabajo es de gran relevancia y tiene un interés tanto literario como histórico, por su excepcional retrato de la época de los primeros años del México independiente. Por otra parte, es un texto cuya argumentación se sustenta en una investigación sólida y cuya narrativa se presenta de manera ágil y atractiva, capaz de despertar el interés por indagar en sus múltiples ramificaciones”.
¿Hace falta aclarar que estoy muy contento? La historia de este ensayo es sui generis. Tuve serias dudas sobre su título hasta el último minuto. Iba a llamarse Fábulas y confabulaciones forasteras. Después pensé en llamarlo Ecografías forasteras de un país embrionario, pero en el momento de enviar los manuscritos por paquetería decidí llamarlo Cartógrafos de Nostromo como un guiño a la república imaginaria de Joseph Conrad. Sí, se nota que me gusta la palabra cartografía, pero les juro este nuevo libro nada tiene que ver con Daxdalia. Es un ensayo en torno a las primeras miradas extranjeras sobre el México independiente con algunos escarceos ficcionales sobre la historia de lo que pudo haber sido.
Un abrazo a todos los colegas que han ganado en las otras convocatorias y en especial a Margarito Cuéllar que ha ganado el premio Carlos Pellicer con su poemario Las edades felices.
El premio es para Iker y Carolina. No es fácil tener por papá y por esposo a un viejo metalero que se levanta en las madrugadas a desparramar palabras que arden como lava en lo más profundo de su cabeza y que en este mundo no sabe hacer otra puta cosa que escribir.
Sí, en no pocos amaneceres siento estar arando en el mar o haciendo monos de nieve en el Valle de Mexicali, pero esta noche sospecho que la nave de los locos me conduce hacia alguna parte.
Un abrazo a todos los que apoyan este camino de vida. Salud
Sunday, October 12, 2014
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