Eterno Retorno

Monday, February 17, 2014

Deambulo como antaño por la biblioteca Benito Juárez. Su acervo es idéntico, sin apenas modificaciones desde hace diez o quince años. Busco algo Federico Campbell. Encuentro La memoria de Sciascia, Pretexta, Todo lo de las focas y La Clave Morse (éste último, por cierto, con una dedicatoria de Federico para Martha Mellado en 2001) Celebro el que tengan los ejemplares más antiguos, aquellos que difícilmente se consiguen en librerías, pero me parece inconcebible que la biblioteca central de Tijuana no tenga la obra completa de un gran escritor tijuanense. Por su ausencia brillan Post Scriptum triste, Transpeninsular, Máscara negra y el genial Padre y memoria. Las bibliotecas duermen en su modorra de cementerio. Creo que si uno de los escritores más importantes en la historia de una ciudad muere, lo menos que espero es un homenaje a su obra en la biblioteca central. ¿No hay acaso una comisión de cultura y bibliotecas en nuestro inútil cabildo? ¿No hay un encargado de bibliotecas municipales? Sí, lo peor de todo es que los hay, existen, cobran y deduzco que son basura burócrata que no lee un libro en su vida Gandhi Tijuana, siempre tan fashion, no tiene en este momento un solo libro de Campbell entre sus existencias. Tampoco Educal en el Cubo. De Gandhi no me extraña, pero carajo, Campbell dio la última conferencia de su vida en el Cecut y en Educal no son para tener un libro suyo, cuando deberían tener una mesa especial en homenaje. Cuando Alice Munro se ganó el Nobel, su obra completa tapizó el aparador. Cuando José Emilio Pacheco murió, cumplieron con sacar al frente Las batallas en el desierto. Vaya, hasta libros de Juan Gelman encontré tras su muerte (y mira que el argentino no es el campeón de la circulación en librerías comerciales) No soy un fanático del homenaje póstumo, pero siempre he creído que la mejor manera de honrar a un escritor es leyéndolo y promoviendo su obra y en ese sentido, pienso que las bibliotecas y librerías tijuanenses deberían homenajear a unos de los más grandes creadores que ha nacido en este suelo. Creo que si de promover la obra de Campbell se trata, hay algunas cosas que sus lectores y amigos podríamos hacer. Por ejemplo, salvo en la casa de Federico (que visité en verano de 2011) yo jamás he visto en una librería o en una biblioteca un ejemplar de Infame turba, su libro de entrevistas que publicó en Barcelona hace casi 40 años. Son entrevistas con escritores e intelectuales españoles de la época. Hasta el mismísimo Enrique Vila Matas elogió ese libro en una reciente columna en El País. ¿Quién tendrá los derechos de Infame turba? ¿Alguien sabe? Otra cosa que podríamos hacer, sería reeditar o por lo menos hacer circular Padre y memoria, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana en Ediciones sin Nombre, con una circulación realmente modesta (la edición fue de apenas 500 ejemplares y entiendo que no se ha reeditado, cuando bajo mi criterio es un libro de nivel Anagrama) En lo personal, creo que si tuviera que elegir un solo libro de Federico Campbell para llevarme a un exilio, elegiría Padre y memoria, que me parece el más profundo y personal.