Con reloj y calendario en mano, contemplamos el cielo otoñal a ver si por el horizonte aparece una cigüeña. Hace un par de semanas hubiera jurado que para este día el Señor Conejito Iker Santiago ya estaría cómodamente instalado en su moisesito, pues todo hacía pensar en un madruguete. Sin embargo, luego de unas cuantas fintas y desconocidas, el Señor decidió quedarse a esperar un poco más y al parecer ya no le corre tanta prisa como a principios del mes. El mundo y sus padres pueden esperar y consumirse en la impaciencia. La frontera entre lo prematuro y el tiempo cumplido ha sido atravesada. Ahora sí hemos entrado oficialmente a zona de gol y a partir de este momento puede ocurrir en cualquier día, en cualquier hora. Hay nervios, expectativa, un tornado de sentimientos difíciles de explicar. Ya escucho a la cigüeña volando en círculos sobre el techo de nuestra casa y en el minuto menos esperado, la veré parada en el balcón.
Tuesday, November 17, 2009
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