Serena y majestuosa, sentada en el trono de su altar al que nunca faltará una veladora encendida, la Santa Muerte contempla el desfile de sus devotos que acuden al Mercado del Popo en busca de la última esperanza.
Son tiempos rudos y en el futuro se observan nubarrones de tormenta, pero cuando todas las esperanzas se han perdido, siempre quedará la llama de la vela a los píes de la Niña Blanca.
Mientras las casas de empeño aún no lucen las largas filas que esperan tener por la cuesta de enero, las hierberías pueden presumir una buena cantidad de clientes que van en busca de ese milagro capaz de enderezar la fortuna en el 2009.
La gente empieza el año con propósitos de enmienda y progreso y en estos días suelen comprar muchas veladoras, polvos y amuletos, comentó Juan Manuel Vásquez, quien trabaja como guardia en el Mercado del Popo en la Calle Segunda.
Las ventas suben en esta época del año, pues la gente hace promesas o busca transformar su vida, comentó Vásquez.
La Santa Muerte, la Divina Providencia, San Judas Tadeo, Jesús Malverde y San Martín de Porres aguardan silenciosos a quienes desean iniciar el 2009 encomendándose a su manto protector.
A su lado conviven budas panzones con ojos escarlata y trolls noruegos, que comparten el espacio con mágicos polvos para atraer a la mujer amada o conjurar los males de ojo.
Antes de recurrir a empeñar el reloj o el viejo radio, el pueblo apuesta a sus santos como los mejores guardianes para enfrentar la larga noche.
Son tiempos rudos y en el futuro se observan nubarrones de tormenta, pero cuando todas las esperanzas se han perdido, siempre quedará la llama de la vela a los píes de la Niña Blanca.
Mientras las casas de empeño aún no lucen las largas filas que esperan tener por la cuesta de enero, las hierberías pueden presumir una buena cantidad de clientes que van en busca de ese milagro capaz de enderezar la fortuna en el 2009.
La gente empieza el año con propósitos de enmienda y progreso y en estos días suelen comprar muchas veladoras, polvos y amuletos, comentó Juan Manuel Vásquez, quien trabaja como guardia en el Mercado del Popo en la Calle Segunda.
Las ventas suben en esta época del año, pues la gente hace promesas o busca transformar su vida, comentó Vásquez.
La Santa Muerte, la Divina Providencia, San Judas Tadeo, Jesús Malverde y San Martín de Porres aguardan silenciosos a quienes desean iniciar el 2009 encomendándose a su manto protector.
A su lado conviven budas panzones con ojos escarlata y trolls noruegos, que comparten el espacio con mágicos polvos para atraer a la mujer amada o conjurar los males de ojo.
Antes de recurrir a empeñar el reloj o el viejo radio, el pueblo apuesta a sus santos como los mejores guardianes para enfrentar la larga noche.