Invernales tinieblas caen sobre Tijuana. Ha vuelto a llover. Es un agua fría, terca, capaz de helar hasta los deseos. Es medio día, el cielo está de luto, los carros avanzan lentos con las luces encendidas sobre la Vía Rápida. La Muerte se niega a irse de vacaciones y cumple puntual con su calendario de actividades en nuestras calles. Yo aún no he vuelto del todo ni estoy con mis cinco sentidos en este sitio. Por ahora no me resta más que administrar mis recuerdos y navegar en las aguas de lo inevitable. Las plagas de este Apocalipsis 2008 se materializan a mi alrededor con cruel precisión. Yo sigo jugando a que no pasa nada y a que ninguna tempestad es capaz de arrodillarme. Al final de cuentas mi capital es mi anecdotario, el incierto cofre donde yace el tesoro de lo vivido, de los fantasmas que deambulan deformes e insurrectos en las profundidades de la memoria. Sábado, cumpleaños de Carolina. Domingo de buen vino y amena charla. Lunes de eterno retorno y segundas partes que sin duda serán buenas.
La Navidad más sobria e insípida de nuestras vidas se irá como la lluvia. Hoy la Navidad simplemente no cabe y en esta cancha parece jugar en fuera de lugar. Los calores intensos de Sudamérica nos hacían olvidarla por completo y justo es decir que chilenos y argentinos no padecen un bombardeo comercial tan inclemente como el de gringos y mexicanos a los que a cada segundo del día nos recuerdan que debemos gastar dinero y forzar buenos sentimientos en nombre del Niño Jesús. Por primera vez en la historia nuestra casa no tiene arbolito. Llegamos molidos del largo viaje el 16 de diciembre con mil y pendientes por resolver y ahora es demasiado tarde.
Una nueva inquilina ha tomado su lugar en nuestra cama. Se llama Dominique, es french y es como una motita de algodón con dientes e hiperactividad en dosis elevadas. El recibimiento de Canica hacia ella es ambivalente. Seis meses después, Canica se siente, con justo derecho, ama y señora de la casa y la presencia de la nueva inquilina le ha transformado el carácter.
He recibido un ejemplar de “De lunes a diciembre”, el libro de mi amigo Gerardo Ortega que desde San Nicolás de los Garza me lo ha enviado a la redacción. Ya le meteré diente en la noche. Poco antes de partir a Sudamérica recibí desde Xalapa, Veracruz Tiro Libre de Gregorio Jácome y el ensayo sobre las fiestas de San Jerónimo Coatepec, su pueblo natal. Ambos buenísimos. Gracias.
El soundtrack de la oscura tarde es el Twilight of the Thunder God de Amon Amarth y el Tyrants of the Rising Sun de Arch Enemy, ambos cortesía de Octavio. De Argentina me traje algo de Alma Fuerte y Tren Loco. El sábado 13 se celebró un festival de Metal en Buenos Aires mismo que tuve que sacrificar para ir a ver al flaco Luis Alberto Spinetta a la orilla del Río de la Plata.
El domingo 14 fue la cardiaca e histórica definición del campeonato de futbol argentino. Fui a la Bombonera deseando que Colón de Santa Fe le hiciera la maldad a Boca y permitiera la coronación de Tigre. Fue un partidazo de alarido y la tribuna popular de la Bombonera temblaba. 3-2 ganó Boca. Tigre le pegó 1-0 a Banfield y San Lorenzo hizo lo propio con Argentinos. Triple empate. El ciclón de Boedo está fuera y aunque Boca ya se siente campeón, tengo mi vela prendida para que mañana Tigre haga el milagro.
La Navidad más sobria e insípida de nuestras vidas se irá como la lluvia. Hoy la Navidad simplemente no cabe y en esta cancha parece jugar en fuera de lugar. Los calores intensos de Sudamérica nos hacían olvidarla por completo y justo es decir que chilenos y argentinos no padecen un bombardeo comercial tan inclemente como el de gringos y mexicanos a los que a cada segundo del día nos recuerdan que debemos gastar dinero y forzar buenos sentimientos en nombre del Niño Jesús. Por primera vez en la historia nuestra casa no tiene arbolito. Llegamos molidos del largo viaje el 16 de diciembre con mil y pendientes por resolver y ahora es demasiado tarde.
Una nueva inquilina ha tomado su lugar en nuestra cama. Se llama Dominique, es french y es como una motita de algodón con dientes e hiperactividad en dosis elevadas. El recibimiento de Canica hacia ella es ambivalente. Seis meses después, Canica se siente, con justo derecho, ama y señora de la casa y la presencia de la nueva inquilina le ha transformado el carácter.
He recibido un ejemplar de “De lunes a diciembre”, el libro de mi amigo Gerardo Ortega que desde San Nicolás de los Garza me lo ha enviado a la redacción. Ya le meteré diente en la noche. Poco antes de partir a Sudamérica recibí desde Xalapa, Veracruz Tiro Libre de Gregorio Jácome y el ensayo sobre las fiestas de San Jerónimo Coatepec, su pueblo natal. Ambos buenísimos. Gracias.
El soundtrack de la oscura tarde es el Twilight of the Thunder God de Amon Amarth y el Tyrants of the Rising Sun de Arch Enemy, ambos cortesía de Octavio. De Argentina me traje algo de Alma Fuerte y Tren Loco. El sábado 13 se celebró un festival de Metal en Buenos Aires mismo que tuve que sacrificar para ir a ver al flaco Luis Alberto Spinetta a la orilla del Río de la Plata.
El domingo 14 fue la cardiaca e histórica definición del campeonato de futbol argentino. Fui a la Bombonera deseando que Colón de Santa Fe le hiciera la maldad a Boca y permitiera la coronación de Tigre. Fue un partidazo de alarido y la tribuna popular de la Bombonera temblaba. 3-2 ganó Boca. Tigre le pegó 1-0 a Banfield y San Lorenzo hizo lo propio con Argentinos. Triple empate. El ciclón de Boedo está fuera y aunque Boca ya se siente campeón, tengo mi vela prendida para que mañana Tigre haga el milagro.