Tres cabezas
Amanecimos con tres decapitados y después...nada. La calma de este martes fue pavorosa. La quietud se aferraba a la piel como el sudor del medio día. Hay extraños días en que a Tijuana le da por dormir. La portada del periódico estaba asegurada. Cuando una cabeza es separada del tronco la nota suele subir muchos puntos porcentuales. Tres muertos con la cabeza debidamente colocada en su lugar pueden impresionar a uno que otro, pero casi nunca roban cámara. En cambio, cuando el sicario en cuestión se toma la molestia de poner las cabezas de sus víctimas lejos de los cuerpos de las mismas, asegura el primerísimo sitio de la nota en la jerarquía informativa del día. Si a ello agrega como plus un mensaje intimidatorio, la nota en cuestión se vuelve ama y señora y no hay ni quién le compita.
Todo político es por naturaleza egocéntrico e inseguro y es por ello que todo político que se de a respetar suele tirar el dinero público pagando ejércitos de perfectos imbéciles que se hacen llamar voceros, jefes de comunicación social, analistas de medios y otros títulos rimbombantes. Salvo contadísimas excepciones, estos pobres hombres casi nunca sirven de nada. A lo largo de mi carrera los he visto por miles, yendo y viniendo de aquí para allá, mendigando migajas de poder, adulando, intrigando, lamiendo pata y huevo de político hasta conseguir el puesto. La función de estos zánganos es asegurarle buena prensa a su patrón y todos los días se rompen la cabeza para tratar de colocar notas positivas del político que les paga, para lo cual redactan horrorosos boletines infestados de alabanzas y loas al funcionario en cuestión. Ningún medio de comunicación con un mínimo de seriedad, dignidad y amor propio suele darles mayor importancia a esos boletines, que las más de las veces sirven, si acaso, para rellenar páginas interiores. Comento esto porque de un tiempo para acá he pensado que la maña tijuanense-sinaloense bien puede tener sus asesores de medios y me parece que son más astutos que los asesores de los políticos. Los mañosos no son indiferentes a los efectos mediáticos de sus acciones y al igual que los políticos aman las primeras planas. El jefe de prensa de un mañoso que quiera garantizar una buena cobertura de su crimen, podría darle ciertas recomendaciones a su patrón. Hay de muertos a muertos y de asesinatos a asesinatos y como en todo, hay jerarquías. Hay muertos que pasan desapercibidos y no alcanzan a asegurar tres párrafos. Hay otros, en cambio, que pasan largos días en las portadas y son tema de conversación de miles. El crimen, ya lo dijo De Quncey, es una de las bellas artes, pero por estos rumbos tenemos pocos sicarios artistas, aunque los de esta mañana sabían bien cómo ganar un poco de notoriedad. En términos informativos, cortar una cabeza... asegura siempre una gran cabeza.
Amanecimos con tres decapitados y después...nada. La calma de este martes fue pavorosa. La quietud se aferraba a la piel como el sudor del medio día. Hay extraños días en que a Tijuana le da por dormir. La portada del periódico estaba asegurada. Cuando una cabeza es separada del tronco la nota suele subir muchos puntos porcentuales. Tres muertos con la cabeza debidamente colocada en su lugar pueden impresionar a uno que otro, pero casi nunca roban cámara. En cambio, cuando el sicario en cuestión se toma la molestia de poner las cabezas de sus víctimas lejos de los cuerpos de las mismas, asegura el primerísimo sitio de la nota en la jerarquía informativa del día. Si a ello agrega como plus un mensaje intimidatorio, la nota en cuestión se vuelve ama y señora y no hay ni quién le compita.
Todo político es por naturaleza egocéntrico e inseguro y es por ello que todo político que se de a respetar suele tirar el dinero público pagando ejércitos de perfectos imbéciles que se hacen llamar voceros, jefes de comunicación social, analistas de medios y otros títulos rimbombantes. Salvo contadísimas excepciones, estos pobres hombres casi nunca sirven de nada. A lo largo de mi carrera los he visto por miles, yendo y viniendo de aquí para allá, mendigando migajas de poder, adulando, intrigando, lamiendo pata y huevo de político hasta conseguir el puesto. La función de estos zánganos es asegurarle buena prensa a su patrón y todos los días se rompen la cabeza para tratar de colocar notas positivas del político que les paga, para lo cual redactan horrorosos boletines infestados de alabanzas y loas al funcionario en cuestión. Ningún medio de comunicación con un mínimo de seriedad, dignidad y amor propio suele darles mayor importancia a esos boletines, que las más de las veces sirven, si acaso, para rellenar páginas interiores. Comento esto porque de un tiempo para acá he pensado que la maña tijuanense-sinaloense bien puede tener sus asesores de medios y me parece que son más astutos que los asesores de los políticos. Los mañosos no son indiferentes a los efectos mediáticos de sus acciones y al igual que los políticos aman las primeras planas. El jefe de prensa de un mañoso que quiera garantizar una buena cobertura de su crimen, podría darle ciertas recomendaciones a su patrón. Hay de muertos a muertos y de asesinatos a asesinatos y como en todo, hay jerarquías. Hay muertos que pasan desapercibidos y no alcanzan a asegurar tres párrafos. Hay otros, en cambio, que pasan largos días en las portadas y son tema de conversación de miles. El crimen, ya lo dijo De Quncey, es una de las bellas artes, pero por estos rumbos tenemos pocos sicarios artistas, aunque los de esta mañana sabían bien cómo ganar un poco de notoriedad. En términos informativos, cortar una cabeza... asegura siempre una gran cabeza.