Eterno Retorno

Monday, August 11, 2008

Los Fernández

Los Fernández se encargaron de trastornar Tijuana. Primero el joto y luego su papá. El 31 de julio Jorge Ramos celebró su liturgia del poder. Sentado en los cuernos de la luna, con su operación política afinada a niveles inquietantes y su egocentrismo e insaciable ambición personal a flor de piel, nuestro alcalde se regaló y le regaló a Tijuana un concierto en la canalización del río. Me gusta la música mexicana, en mi iPod hay una buena selección de corridos y rancheras, pero carajo, música cantada con huevos y tequila en la garganta. José Alfredo Jiménez, Antonio Aguilar, Charro Avitia. Cantores de verdad. ¿alejandro fernández? Ja, ja, ja. Un putito vestido de charro, un tipo que canta rolas tan asquerosamente poperas como las del hijo bastardo de Verónica Castro, una mezcla de las peores cursilerías de televisa con afanes charrescos. ¿Charro metrosexual? Charro puto. Un metrosexual no es más que un maricón vil. ¿Tomará tequila ese jotete? Se me hace que toma martinis Cosmopolitan mientras canta su pestilente pop para conquistar secretarias cursilonas.
Pues bien, no conformes con el concierto del jotito, la noche del viernes Carolina y yo nos dirigíamos a casa, pero desde antes de la glorieta del Soler la avenida estaba atascada. A los pochos y a los gringos de cada viernes, debíamos sumar las decenas de miles que iban a ver a Vicente Fernández a la Monumental de Playas. A Vicente, a diferencia de su joto hijo, sí lo respeto. Vaya, no es santo de mi devoción y me parece infinitamente inferior a José Alfredo Jiménez, pero al menos es un charro de verdad, le creo que es ranchero y macho, no como su hijo. En fin, con el camino a Playas atascado, optamos por ir al Centro a cenar al Pasta Bela. A las 22:30 la carretera a Playas seguía saturada, pero a niveles tolerables y desafiando los fanáticos de Chente logramos llegar a casa.
Nomás con que ahora no me salgan que tiene un nieto que es trasvesti y va a tocar en Rosarito.

A propósito del concierto, recupero un viejo texto al que titulé Liturgias del poder, que en ese momento dediqué a Hank Rhon, pero que ahora es perfectamente aplicable a Ramos. Ahí va un fragmento.

Liturgias del poder

La frivolidad es un sistema político concreto, resultado de una estrategia claramente definida que arroja resultados. El poder es después de todo una ficción que para aparentar una existencia real requiere necesariamente del histrionismo. El gobernante debe ante todo ser buen actor, por momentos cómico, a veces dramático, en todo momento heroico, magnánimo, providencial. Un gobernante requiere su escenario y su público para gobernar. Los pantanos ontológicos del pueblo mexicano requieren deleitarse cada cierto tiempo ante las carpas de la política y regodearse ante las pastorelas institucionales en donde angelitos culones y pérfidos demonios de tridente oxidado se juegan su destino. Estamos demasiado urgidos de venderle nuestra fe a un actor de pastorela, de la misma forma que nos jugamos el futuro en los tachones de un delantero pata chueca que falla frente al marco abierto.No hay régimen totalitario sin liturgia. A mayor aspiración absolutista, más debe invertir el gobernante en la ceremonia de su perpetua coronación. ¿Habría existido el nazismo sin sus multitudinarios desfiles? ¿Se podría hablar de la grandeza del Imperio Romano sin arcos del triunfo? Hitler necesitó monumentales estandartes en donde una esvástica de 100 metros disimulara su condición de chaparro ridículo. Como un dios que para reinar obliga a santificar las fiestas cada séptimo día, el gobernante debe invertir en su liturgia para perpetuarse. El éxito en el gobierno no se mide en beneficios concretos hacia los gobernados. Eso es una ficción que en el mejor de los casos resulta un mal chiste, por no hablar de una patraña de humor negro. El éxito de un gobierno se determina en la medida en que el gobernante en cuestión supo representar al personaje que le tocó en el libreto. DSB




Cavalera

Es una desgracia no haber podido ir a Waken (Waken, por si no lo saben, es el festival más grande de Metal en el mundo, un festival de Rock con mayúsculas y no la pestilente mariconada alternativa del coachella) Cierto, no pude ver por séptima vez a Iron Maiden ni pude ver la reunión de At the Gates y de Carcass (nadie me cree por cierto que yo vi a Carcass en 1992). Pero bueno, los hermanitos Cavalera tuvieron a bien venir a tocar a San Diego y alegrarme el fin de semana. El domingo 3 de agosto Max e Igor se recetaron un concierto que salvo por dos o tres rolas del nuevo proyecto Cavalera Conspiracy, fue casi por entero un concierto de Sepultura. Carajo, al ver adolescentes nü metaleros head banguendo con Troops of Doom, no pude menos que pensar que muchos de los que ahí estaban eran bebés o no habían nacido la primera vez que yo vi a Sepultura, en la López Mateos de Tlalnepantla, el 7 de diciembre de 1991 en plena gira del Arise con Mákina como abridor. Aún recuerdo cuando la banda completa cayó de sorpresa a la tienda de discos donde yo trabajaba (Zorba Interlomas y a las fotos me remito) Pensar que compré mi Benath the Remains en 1990 en Lomas Verdes, que cientos de noches de mi adolescencia se consumieron con Innerself, Dead embryonic cells, Inquisition Simphony. Tal vez no al nivel de Maiden, pero Sepultura fue una banda que me marcó. Allá por 1991, 92 desbancaron a Slayer y Metallica en mis preferencias. Ahora en el House of Blues, en medio del glamoroso Gaslamp, con una New Castle en la mano, canté a grito pelado Territory, Refuse Resist, Benath the Remains, Arise. Con sorpresa me di cuenta que me se casi todas las letras, que no las he olvidado. El orgasmo fue cantar Orgasmatron. Esa rola valió todo el boleto, aunque la tocaran en versión abreviada. El cierre apresurado y sin encore con Roots. Una gran tocada, de las mejores del año, pese a que apenas duró una hora. Ahora caliento motores y gargantas para Motörhead el 3 de septiembre en House of Blues. Motörhead es una bestia sagrada, integrante de mi santísima trinidad metalera con Maiden y Sabbath, aunque si hay una figura del mundo del rock que respeto y admiro, por encima de Bruce Dickinson, Harris, Dio, ese es Mister Lemmy, Mister Rock and Roll It Self. Por si fuera poco mi amigo Octavio, blackmetalero de escuela noruega radical, tiene un pacto con los Infiernos que le han traído un regalazo para su cumpleaños el 5 de septiembre. Gorgoroth en Tijuana. De Satanás para él. Yo la verdad es que no soy un gran fanático de los ositos pandas noruegos y tal vez en otro contexto no haría un gran esfuerzo por verlos, pero bueno, habrá que festejar blasfemando el cumpleaños del buen Octa. Para excelente y virtuoso remate, el director de Bull Dog productions (la misma productora que trajo al grandísimo joto de alejandro fernández) me dijo que es casi un hecho la presencia de Yngwie Malmsteen en Tijuana el 11 de octubre. Afinen la lira.