Hoy es el “Bloomsday”, el día más largo de la Literatura Universal. Mi día no fue tan largo ni tan épico como el de Leopold Bloom, aunque moverme por Tijuana fue por momentos algo más que la Odisea homérica. Llegar a mi Ítaca laboral es hoy en día algo más que un desafío. Con la Vía Rápida cerrada, arribar hasta la redacción de Frontera se vuelve algo más que una hazaña. Ya lo intenté vía colonia Buena Vista-20 de Noviembre y tardé más de 45 minutos de atascos. Hoy lo intenté vía bulevar Agua Caliente y Benítez bajando por Ermita y las cosas no mejoraron mucho.
Bajo el ardiente Sol de junio, el cierre de la Vía Rápida Poniente se ha vuelto verdaderamente infernal para los automovilistas tijuanenses.
La ola cálida castigó a miles de conductores que se vieron atascados en alguna de las zonas aledañas a la vialidad cerrada en el quinto día de obras de colocación de white topping.
Largas filas para poder dar vuelta, la desviación congestionada en un cuello de botella metros antes del puente negro y escenas de confusión ante el cambio de sentido de la Prolongación Paseo de los Héroes fueron los escenarios del medio día
Mientras la arteria de alta velocidad más larga de Tijuana lució como una zona de desastre con el pavimento levantado ante el inicio del trabajo duro, las vías aledañas lucieron congestionadas, musicalizadas por la sinfonía del claxon en caos mayor.
Tijuana no se parece mucho a Dublín y este día no aspira al absoluto. Ni siquiera el subconsciente se transformó en tormenta ni me sentía acribillado por pensamientos compulsivos e incoherentes. Me hubiera gustado confinarme en un pub y beber Guiness toda la tarde, comer riñones fritos y pronunciar “Sí Quiero” al final de la jornada, aunque tampoco debemos olvidar que uno de los capítulos del Ulises transcurre en la redacción de un periódico. Este Bloomsday fue un día infectado por toda la cruda modorra capaz de caber en un San Lunes. Un San Lunes que duerme bajo los últimos soles de Primavera. El verano se acerca y el Sol pronto iniciará su lenta cuenta regresiva hacia las tinieblas invernales.
Bajo el ardiente Sol de junio, el cierre de la Vía Rápida Poniente se ha vuelto verdaderamente infernal para los automovilistas tijuanenses.
La ola cálida castigó a miles de conductores que se vieron atascados en alguna de las zonas aledañas a la vialidad cerrada en el quinto día de obras de colocación de white topping.
Largas filas para poder dar vuelta, la desviación congestionada en un cuello de botella metros antes del puente negro y escenas de confusión ante el cambio de sentido de la Prolongación Paseo de los Héroes fueron los escenarios del medio día
Mientras la arteria de alta velocidad más larga de Tijuana lució como una zona de desastre con el pavimento levantado ante el inicio del trabajo duro, las vías aledañas lucieron congestionadas, musicalizadas por la sinfonía del claxon en caos mayor.
Tijuana no se parece mucho a Dublín y este día no aspira al absoluto. Ni siquiera el subconsciente se transformó en tormenta ni me sentía acribillado por pensamientos compulsivos e incoherentes. Me hubiera gustado confinarme en un pub y beber Guiness toda la tarde, comer riñones fritos y pronunciar “Sí Quiero” al final de la jornada, aunque tampoco debemos olvidar que uno de los capítulos del Ulises transcurre en la redacción de un periódico. Este Bloomsday fue un día infectado por toda la cruda modorra capaz de caber en un San Lunes. Un San Lunes que duerme bajo los últimos soles de Primavera. El verano se acerca y el Sol pronto iniciará su lenta cuenta regresiva hacia las tinieblas invernales.