El 2008 huele a catástrofe. Será el peor de nuestras vidas. Ya lo fue en su momento 1988 para mí. Costó sangre y lágrimas, una borrachera de realidad. La vida puede ser muy cruel y 1988 me dio la bienvenida. 1988 me rajó a cuchillazos el alma. Lo que quedaba de inocencia se fue por el resumidero. Pues bien Gardelito, que 20 no son nada. Ya llegó el 2008. Por primera vez padeceré en carne propia el calvario de los que bajaron al averno en 1982. Por primera vez las crisis mexicanas dejarán de ser pesadillas en las sobremesas de adultos y cuentas en el rosario de las derrotas nacionales. Por primera vez odiar a un sistema político y desear la caída de un gobernante no será una chaqueta mental de adolescente con ínfulas rebeldes. Sólo hasta ahora te darás cuenta que la decisión de un ser, o de unos seres, a los que les pagas con tu puto impuesto, la decisión de seres que cagan, sudan, eructan y roncan como tú, puede mandarte al total y absoluto infierno. Marrano Carstens, cuando la diabetes te esté matando, cuando tu mórbida puerquez te postre en una cama y sepas que irás con tus toneladas pestilentes a una fosa, acuérdate de los millones a los que enviaste al pozo en 2008. Sí, soy periodista, lo he sido desde hace mucho tiempo, se supone que algo entiendo de estas cosas, pero por primera vez sabré lo que es amar al Diablo y a Dios en tierra ajena. Al menos el error de diciembre de 1994 llegó como el navajazo de un asaltante sagaz y nos agarró en dulce peda de posada. Golpe no avisa, pero el que viene está más que avisado y Dios no está aquí ni vendrá como grita en este momento en las bocinas el Mago de Oz. ¿Y qué mierda hacemos? Beber nuestra cerveza bostoniana, acondicionar el estudio para que mis libros luzcan bellos y haya un lugar apacible para sentarse a escribir. Aguardamos en silencio, inmóviles, como la vaca en la fila del matadero, como el condenado que aguarda la fecha en que recibirá la inyección letal. Cuentas los minutos, bebes tu cerveza y sabes que esta paz se irá muy pronto a la mierda. El cataclismo tiene a bien anunciar su visita con tiempo, fijar la fecha de la debacle. Estás desahuciado, el tumor ya está en tu cuerpo, ya te está carcomiendo, tus células ya están podridas. Estás a punto de entrar en terapia intensiva y lo único 100% seguro es que la del 1 de enero será la peor de tus crudas.
Friday, November 16, 2007
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