Eterno Retorno

Saturday, November 10, 2007

Pasos de Gutenberg
El Guerrero del alba
Raquel Huerta Nava
Grijalbo

Por Daniel Salinas Basave

Como el asesino vuelve siempre a la escena del crimen y el salmón a contracorriente retorna a desovar al estanque de origen, uno siempre acaba por volver a ese abrevadero inacabable llamado Historia de México.
Los vicios adquiridos a temprana edad no pueden superarse nunca y tienden a recrudecerse en la edad adulta. La Historia de México es una adicción no superada y no hay vanguardia literaria ni reportaje de actualidad capaz de servir como terapia de rehabilitación. Al final, irremediablemente, vuelvo a leer una y otra vez el mismo cuento. Este 2007 ha sido rico en ensayos y novelas históricas de reciente creación que han llegado en racimo a mi librero. Empecemos con El Guerrero del alba, biografía de Vicente Guerrero escrita por la poetisa y editora Raquel Huerta Nava. Así nomás, de primera intención y para abrir boca, nos podemos referir al Guerrero del alba como un texto de vieja escuela. Cierto, es una novedad editorial salida del horno en 2007 y sin embargo sería fácil creer que fue escrita en 1950. Exhaustivo, profundo, bien documentado, pero sin renunciar a los clichés que caracterizaron la cátedra de historia en los tiempos del priismo. Vaya, uno pensaría en la palabra héroe como un concepto superado, una reliquia de los tiempos en que se quiso narrar las vidas de simples mortales como epopeyas mitológicas de semidioses hieráticos e incorruptibles. Pero en un universo de biografías cada vez más críticas, resueltas a despedazar mitos y a humanizar el santoral patrio, Huerta Nava apuesta por el estilo viejito, por la historia de libro de texto, de poema de asamblea. Lo que sí rompe clichés, hay que decirlo y celebrarlo, es el personaje, pues aunque le sobran calles, monumentos y hasta una entidad federativa con su nombre, Guerrero es un personaje inexplorado de nuestra historia. Sobran en las librerías nuevas biografías de Pancho Villa, de Zapata, de Juárez o de la herida nunca superada de la Conquista donde Cortés y la Malinche siguen siendo objeto de manoseo. Pero del segundo presidente de la República, del insurgente que más tiempo duró en combate resistiendo en la sierra contra los realistas, poco o nada se sabe. Tal vez porque Guerrero no ha generado polémica y su historia se pierde en esa incomprendida etapa que fue la Consumación de la Independencia y primeros tiempos de la República donde Iturbide y sobre todo Santa Anna acaparan los reflectores y los debates. Otra cosa que me genera dudas es la definición de novela histórica, que a decir verdad no se si es cosa de la editorial o asunto de la autora. Y es que por más que le busco, no le encuentro ni pizca de novela al libro de Huerta Nava. Cierto, no tiene la frialdad académica de un trabajo historiográfico apegado al método científico, pero Huerta Nava no se permite licencias literarias. Vaya, novela lo que se dice novela histórica, El seductor de la patria de Enrique Serna, Mi gobierno será detestado de José Manuel Villalpando o Victoria de Eugenio Aguirre, pero El Guerrero del alba es ante todo una biografía. La autora es profunda y minuciosa a la hora de narrarnos la infancia y temprana juventud de Guerrero, un arriero de las sierras de Tixtla que recorre la costa chica con sus mulas. Para empezar, se encarga de precisar que aunque las enciclopedias y las placas de todos los monumentos digan que Vicente Guerrero nació en 1783, la realidad es que vino al mundo en 1782, aunque la historia oficial ha tomado como fecha de nacimiento la de la fe de bautismo. No se le escapa ni una batalla ni una escaramuza de los tiempos en que fue lugarteniente de Morelos, el nacimiento de la República, las logias masónicas, la efímera presidencia, el buque Judas de Picaluga y el fusilamiento. No esperen vanguardia literaria ni secretos revelados, pero sí una biografía profunda, casi amena, como ya no las hacen hoy en día y que sin duda será el deleite de todo aficionado a este vicio incomparable llamado Historia de México.