Por Daniel Salinas Basave
dsalinas@frontera.info
Gótica
Secretos, leyendas y simbología oculta de las catedrales
Lorenzo Fernández Bueno, coordinador
Editorial Aguilar
La Baja Edad Media está de moda. Desde un tiempo para acá lo ocurrido en Europa en los siglos XII y XIII se volvió tema favorito de las novelas sensacionalistas. Vaya usted a un Sanborns o a una librería de aeropuerto y en un primer vistazo encontrará por lo menos diez títulos de enigmas templarios, cataros, merovingios y por supuesto no pueden nunca faltar las catedrales. Podría ser una buena noticia para quienes somos viciosos medievalistas, pues ejemplares los hay para aventar para arriba, pero por desgracia la moda templaria ha traído consigo mucha chatarra y poco gourmet. Ante semejante panorama, en un trigal tan atiborrado de porquería cuesta trabajo extraer granos limpios. Sobra la superchería y las ficciones baratas disfrazadas de revelaciones y si bien el tema es apasionante, lo cierto es que el afán de vender libros como pan caliente ha atiborrado a las catedrales góticas de charlatanes. Claro que uno puede con conocimiento de causa y previa advertencia sumergirse en las páginas de uno de estos sensacionalistas místicos y divertirse un rato, pero en el entendido de que es sólo diversión. Lo fascinante de esta maldita adicción bibliófila, es que la posibilidad de encontrar la aguja en el pajar siempre está latente, aún cuando se busque a ciegas. Confieso que nada sabía de Lorenzo Fernández Bueno, compilador de Gótica. A simple vista, nomás de pura portada, el libro podía parecer otro engendro de charlatanes, pero bastó leer el prólogo y el primer capítulo para caer en la cuenta que se trata de un ensayo serio y riguroso sin que esas palabras lo emparenten con el aburrido academicismo. Fernández Bueno es el compilador de una serie de ensayos sobre las catedrales góticas escritos por Juan Ignacio Cuesta Millán, Josep Guijarro, Mariano Fernández Urresti, Pablo Villarubia Mauso, Javier García Blanco y José Gregorio González. Ensayo histórico que coquetea con el tratado de arquitectura, filosofía, esoterismo y teología, sin que ello signifique que el lector deba ser necesariamente teólogo o arquitecto para hallarle sentido al libro. A lo largo de las casi 600 páginas, los ensayistas van pelando la cebolla lentamente partiendo de lo general a lo particular. El preámbulo es el panorama político y social bajo el cual surgió el gótico en el corazón de Francia a mediados del Siglo XII, no sin antes repasar los antecedentes de obras arquitectónicas del mundo antiguo como el Templo de Jerusalén o las Pirámides egipcias. Posteriormente pasamos a la radiografía heterodoxa de la catedral en donde Ignacio Cuesta Millán bucea profundo en cuestiones tales como la acústica o la luz de estos recintos, factores que los diferenciaban radicalmente de otras iglesias.
Por fortuna no hay ni un ensayista que alucine con extraterrestres como constructores de las catedrales, si bien el compilador se permite dar doctas patadas al racionalismo extremo cuando plantea el elemento mágico que rodea a la catedral como punto de concentración energética. También hay una buena sumergida a la raíz pagana del gótico y a los factores alquímicos y cabalísticos que rodearon el movimiento.
Un punto cuestionable del libro, es que se centra exclusivamente en catedrales de Francia y algunas de España, ignorando olímpicamente bellezas como la catedral de San Vito en Praga, la de San Stefan en Viena o la emblemática catedral de Colonia. Eso sí, hay capítulos exhaustivos dedicados a catedrales como Notre Dame, Chartres, Ruán, Reims, Oviedo, Segovia y Burgos entre otras, pero sin salir jamás de España y Francia. Aún así, la obra es en extremo ambiciosa y diversa, ideal para leerse al atardecer cobijado por las enigmáticas sombras de una catedral
dsalinas@frontera.info
Gótica
Secretos, leyendas y simbología oculta de las catedrales
Lorenzo Fernández Bueno, coordinador
Editorial Aguilar
La Baja Edad Media está de moda. Desde un tiempo para acá lo ocurrido en Europa en los siglos XII y XIII se volvió tema favorito de las novelas sensacionalistas. Vaya usted a un Sanborns o a una librería de aeropuerto y en un primer vistazo encontrará por lo menos diez títulos de enigmas templarios, cataros, merovingios y por supuesto no pueden nunca faltar las catedrales. Podría ser una buena noticia para quienes somos viciosos medievalistas, pues ejemplares los hay para aventar para arriba, pero por desgracia la moda templaria ha traído consigo mucha chatarra y poco gourmet. Ante semejante panorama, en un trigal tan atiborrado de porquería cuesta trabajo extraer granos limpios. Sobra la superchería y las ficciones baratas disfrazadas de revelaciones y si bien el tema es apasionante, lo cierto es que el afán de vender libros como pan caliente ha atiborrado a las catedrales góticas de charlatanes. Claro que uno puede con conocimiento de causa y previa advertencia sumergirse en las páginas de uno de estos sensacionalistas místicos y divertirse un rato, pero en el entendido de que es sólo diversión. Lo fascinante de esta maldita adicción bibliófila, es que la posibilidad de encontrar la aguja en el pajar siempre está latente, aún cuando se busque a ciegas. Confieso que nada sabía de Lorenzo Fernández Bueno, compilador de Gótica. A simple vista, nomás de pura portada, el libro podía parecer otro engendro de charlatanes, pero bastó leer el prólogo y el primer capítulo para caer en la cuenta que se trata de un ensayo serio y riguroso sin que esas palabras lo emparenten con el aburrido academicismo. Fernández Bueno es el compilador de una serie de ensayos sobre las catedrales góticas escritos por Juan Ignacio Cuesta Millán, Josep Guijarro, Mariano Fernández Urresti, Pablo Villarubia Mauso, Javier García Blanco y José Gregorio González. Ensayo histórico que coquetea con el tratado de arquitectura, filosofía, esoterismo y teología, sin que ello signifique que el lector deba ser necesariamente teólogo o arquitecto para hallarle sentido al libro. A lo largo de las casi 600 páginas, los ensayistas van pelando la cebolla lentamente partiendo de lo general a lo particular. El preámbulo es el panorama político y social bajo el cual surgió el gótico en el corazón de Francia a mediados del Siglo XII, no sin antes repasar los antecedentes de obras arquitectónicas del mundo antiguo como el Templo de Jerusalén o las Pirámides egipcias. Posteriormente pasamos a la radiografía heterodoxa de la catedral en donde Ignacio Cuesta Millán bucea profundo en cuestiones tales como la acústica o la luz de estos recintos, factores que los diferenciaban radicalmente de otras iglesias.
Por fortuna no hay ni un ensayista que alucine con extraterrestres como constructores de las catedrales, si bien el compilador se permite dar doctas patadas al racionalismo extremo cuando plantea el elemento mágico que rodea a la catedral como punto de concentración energética. También hay una buena sumergida a la raíz pagana del gótico y a los factores alquímicos y cabalísticos que rodearon el movimiento.
Un punto cuestionable del libro, es que se centra exclusivamente en catedrales de Francia y algunas de España, ignorando olímpicamente bellezas como la catedral de San Vito en Praga, la de San Stefan en Viena o la emblemática catedral de Colonia. Eso sí, hay capítulos exhaustivos dedicados a catedrales como Notre Dame, Chartres, Ruán, Reims, Oviedo, Segovia y Burgos entre otras, pero sin salir jamás de España y Francia. Aún así, la obra es en extremo ambiciosa y diversa, ideal para leerse al atardecer cobijado por las enigmáticas sombras de una catedral