Eterno Retorno

Thursday, May 03, 2007

Dicen que hoy celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa y lo celebro, como siempre, trabajando. A diferencia de los albañiles, a los reporteros no nos cuelgan la Santa Cruz en el teclado ni nos invitan suculentas caguamas con su respectiva carnita asada al terminar la jornada de hoy. Hay quienes creen que somos privilegiados, pero les juro que los reporteros del Sol de Tijuana ganan bastante menos que un maestro albañil.
En el marco de este día, Reporteros sin Fronteras publica su lista de depredadores de la libertad de expresión. Coincido con ellos en casi todo, pero se les olvidó poner que a menudo los principales enemigos de la libertad de prensa somos nosotros mismos, los que ejercemos este oficio. Esos seudocolegas que embriagados por el licor de chayote, se dedican al apapacho de funcionarios y políticos mientras sueñan en convertirse en achichincles del algún marrano con corbata.
Libertad de expresión en el combativo periodismo tijuanense. Ja, ja. Díganle a un reportero del mexicano que escriba una nota denunciando el charrismo sindical y el caciquismo en la CTM o que publique una lista de los más grandes evasores fiscales ¿Quién será el primero que cortará de tajo su libertad y su empleo? Su patroncito, el puerco de eligio valencia.
¿Por qué los seudo colegas de el mexicano no escriben notas contra Hank Rhon? No es porque el mandamás del Grupo Caliente vaya a matarlos como al Gato Félix, sino porque sus patrones así lo han dispuesto. El depredador de su libertad de prensa está su dirección editorial, no en el hipódromo.

También se le olvidó a Reporteros sin Fronteras que un gran depredador de la libertad de prensa son las grandes empresas y no los políticos.
En este momento puedo escribir pestes sobre Jorge Hank Rhon o sobre José Guadalupe Osuna y les juro que no me pasará absolutamente nada. Pero no se me vaya a ocurrir sacarle algo a GasMart, a Telnor o a Grupo Urbi, porque la venganza de estos empresarios será terrible. Lo primero que tratarán de hacer, es que pierdas tu empleo y te presionarán por métodos poco éticos para que te retractes y claro, tampoco faltarán las demandas por difamación.

Dicen que en Tijuana la libertad de expresión termina donde empieza un Calimax. ¿Ustedes lo creen? Pase al departamento de frutas y verduras.