Restauradores de arte
Ciudades del Pasado
Imaginen por un momento el futuro de un restaurador de arte en Tijuana. ¿Tendría trabajo alguna vez en su vida? ¿Creen que alguien lo contrataría? ¿Tenemos por ventura un edificio histórico que restaurar? Carajo, si nuestro máximo símbolo urbano, la Torre de Agua Caliente, es incluso una réplica de la original.
En cambio, ser restaurador de arte puede ser muy buen negocio en Europa. El Viejo Continente entero es una gran obra de restauración. Caminen por Praga, caminen por Londres, caminen por Brujas, por París, por Viena. ¿Qué es lo que ven? Obras de restauración. Gente que cuida las piedras con manos de relojero o cirujano, mimando cada centímetro, cada molécula de cemento ancestral. ¿Cuánto invierten los ayuntamientos europeos en la restauración de sus ciudades? Las millonarias cantidades que Tijuana no invertirá en mucho tiempo, por la simple y sencilla razón de que no hay una Historia que cuidar. De la misma forma que Carolina y yo nunca hemos tenido que pagar una niñera ni contratar una guardería por la simple razón de que aún no tenemos niños, Tijuana no tiene que invertir en restauración, por la simple y sencilla razón de que no tiene Historia.
De la misma forma que hay ciudades, como Tijuana, que viven de su futuro y que carecen de una Historia que las ate, hay lugares cuyo único horizonte posible son sus tiempos pasados.
¿Qué ofrecen Guanajuato, Zacatecas, San Miguel de Allende? Lo único que pueden ofrecer es su Historia. Su rostro es su Historia. Su fuente de ingresos es su Historia. Su único futuro posible, es su pasado
Miren Real de 14. Un vergel minero, próspero en el Virreinato, que se transformó en un pueblo fantasma y hoy es un santuario de hippies peyoteros.
Caminas por las desoladas carreteras de Zacatecas. Te detienes de pronto en un pueblo y estás frente a una iglesia virreinal típicamente barroca que jamás podremos soñar en Tijuana. Sin embargo, el pueblo en cuestión es casi un fantasma. El grueso de su población yace arando las tierras de California y en sus casuchas solo quedan ancianos y solteronas. El único aliento de vida que le queda a ese pueblo, es su pasado.
Fuera de las mojoneras que marcan el cruce fronterizo, Tijuana carece de elementos materiales que nos remonten siquiera al Siglo XIX. Tijuana no es aún ni material ni socialmente presa de su Historia. Su Historia se está escribiendo en este momento.
Ciudades del Pasado
Imaginen por un momento el futuro de un restaurador de arte en Tijuana. ¿Tendría trabajo alguna vez en su vida? ¿Creen que alguien lo contrataría? ¿Tenemos por ventura un edificio histórico que restaurar? Carajo, si nuestro máximo símbolo urbano, la Torre de Agua Caliente, es incluso una réplica de la original.
En cambio, ser restaurador de arte puede ser muy buen negocio en Europa. El Viejo Continente entero es una gran obra de restauración. Caminen por Praga, caminen por Londres, caminen por Brujas, por París, por Viena. ¿Qué es lo que ven? Obras de restauración. Gente que cuida las piedras con manos de relojero o cirujano, mimando cada centímetro, cada molécula de cemento ancestral. ¿Cuánto invierten los ayuntamientos europeos en la restauración de sus ciudades? Las millonarias cantidades que Tijuana no invertirá en mucho tiempo, por la simple y sencilla razón de que no hay una Historia que cuidar. De la misma forma que Carolina y yo nunca hemos tenido que pagar una niñera ni contratar una guardería por la simple razón de que aún no tenemos niños, Tijuana no tiene que invertir en restauración, por la simple y sencilla razón de que no tiene Historia.
De la misma forma que hay ciudades, como Tijuana, que viven de su futuro y que carecen de una Historia que las ate, hay lugares cuyo único horizonte posible son sus tiempos pasados.
¿Qué ofrecen Guanajuato, Zacatecas, San Miguel de Allende? Lo único que pueden ofrecer es su Historia. Su rostro es su Historia. Su fuente de ingresos es su Historia. Su único futuro posible, es su pasado
Miren Real de 14. Un vergel minero, próspero en el Virreinato, que se transformó en un pueblo fantasma y hoy es un santuario de hippies peyoteros.
Caminas por las desoladas carreteras de Zacatecas. Te detienes de pronto en un pueblo y estás frente a una iglesia virreinal típicamente barroca que jamás podremos soñar en Tijuana. Sin embargo, el pueblo en cuestión es casi un fantasma. El grueso de su población yace arando las tierras de California y en sus casuchas solo quedan ancianos y solteronas. El único aliento de vida que le queda a ese pueblo, es su pasado.
Fuera de las mojoneras que marcan el cruce fronterizo, Tijuana carece de elementos materiales que nos remonten siquiera al Siglo XIX. Tijuana no es aún ni material ni socialmente presa de su Historia. Su Historia se está escribiendo en este momento.