Hugo y Vergara
Tengo buenos amigos que le van a los Pumas de la UNAM. Personas que aprecio sinceramente y que además saben mucho de futbol. Por ello, a esas personas de antemano les pido una disculpa por lo que voy a confesar, pero si quieren que sea brutalmente honesto, debo decirles que disfruté inmensamente cada uno de los cinco goles que les enterró el Cruz Azul el domingo. No me lo tomen a mal, pero cada uno lo sentí como si fuera un tremendo pelotazo en el hocico grande de Hugo. Un 5-0 tatuado en la carota del hocicón que ahora sí no quiso dar la cara.
No soy un detractor de Hugo Sánchez a lo José Ramón Fernández. En muchas ocasiones he expresado mi repulsión por el amargado comentarista de Tv Azteca, quien a mi juicio le ha hecho mucho daño al futbol mexicano con sus grillas. Respeto a Hugo Sánchez por el futbolista que fue, pero lo desprecio como el hocicón en que se ha convertido.
Cuando era un adolescente, me tocó la época de oro de Hugo Sánchez en el Madrid. Recuerdo esos juegos históricos de la Quinta del Buitre que transmitía Televisa a las 9:00 de la mañana. Puro juegazo. No me perdía uno solo y aún recuerdo cuando el Milán amargó mi cumpleaños número 15 al echarlos 5-0 de la Copa de Campeones.
Cosas de la vida. Hoy Hugo y el Real Madrid, cada uno por separado, me caen más pesados que una piedra en los frijoles. De mi desencuentro con el Real Madrid ya he hablado mucho en este blog. De Hugo sólo puedo decir que lo considero actualmente un personaje nocivo para el futbol mexicano y por nada del mundo lo quiero en la Selección.
Hugo no fue el mejor futbolista mexicano de todos los tiempos. Fue el futbolista mexicano más exitoso en el extranjero. Bajo una mentalidad Itesm, que todo lo mide en resultados y números, eso lo haría el mejor. Pero si vemos las virtudes en el futbol como una serie de habilidades en el manejo del balón y en el terreno de juego, creo que un Benjamín Galindo, un Tomás Boy o un Ramón Ramírez (al que las lesiones, igual que Onofre, truncaron una carrera que hubiera sido excepcional) fueron futbolistas más virtuosos que Hugo. Y eso que no vi jugar a Luis Pirata Fuente, Horacio Casarín o Alberto Onofre. Como centro delantero, yo me quedo con Carlos Hermosillo. Claro, Hermosillo fracasó cuando fue a Bélgica y Hugo siempre triunfó. Ese es su mérito.
No soy un detractor de Hugo. Soy un defensor de LaVolpe. Los compulsivos eructos verborréicos de trasnochado nacionalismo que escupe el pentapichichi no le ayudan en nada el futbol mexicano. Hay que dejar trabajar a Ricardo Antonio y darle la oportunidad de demostrarlo en Alemania. Nada desprecio más que el discurso patriotero propio de un borracho en 16 de septiembre que trata de exaltar el odio a los extranjeros.
Por patrioteros como Hugo, le han puesto piedras en el camino a un super crack como Walter Gaytán para llegar a la Selección. Ya quisiera yo a ese 10 en el equipo verde.
Le agradezco infinitamente a Chelito Delgado y a Kikín Fonseca que le hayan cerrado la boca a Hugo previo a dos partidos de la Selección. Así al menos tendremos la seguridad de que no molestará con sus declaraciones, pues estará bien escondidito tragándose la humillación.
Con las Chivas y los Pumas me pasa algo muy similar. No desprecio a esos equipos, pero me divierte verlos sufrir. Sobre todo porque la razón de la existencia de ambos cuadros, antes que el amor por su propia camiseta, es el odio al América. Además, hay un par de factores que hermanan a Chivas y a Pumas como los equipos que me son más antipáticos actualmente (bueno, nunca tan antipáticos como las rayitas regias del tec, pero esas son palabras mayores) Ese par de factores se llaman Hugo y Vergara. De Hugo ya lo dije todo. De Vergara cualquier insulto se quedaría corto. Ese tipejo me parece el peor estereotipo del nuevo rico petulante y chiflado. Lo que le hizo a un señor maestro de las canchas como Benjamín Galindo es un asco. Vergara es una basura. A Hugo mínimo lo respeto como futbolista. A Vergara no puedo respetarlo por nada. Se me hace un vil pedazo de mierda. Por ello, al igual que disfruté el 5-0 de Cruz Azul a Pumas, disfruté el 3-0 que Santos le recetó a las chivitas para darle la bienvenida al gachupín Azcargorta. Y mucho más disfrutaré si las Águilas del América les ponen una buena arrastrada en el Clásico. Les juro que lo disfrutaría casi tanto como un triunfo de Tigres.
Tengo buenos amigos que le van a los Pumas de la UNAM. Personas que aprecio sinceramente y que además saben mucho de futbol. Por ello, a esas personas de antemano les pido una disculpa por lo que voy a confesar, pero si quieren que sea brutalmente honesto, debo decirles que disfruté inmensamente cada uno de los cinco goles que les enterró el Cruz Azul el domingo. No me lo tomen a mal, pero cada uno lo sentí como si fuera un tremendo pelotazo en el hocico grande de Hugo. Un 5-0 tatuado en la carota del hocicón que ahora sí no quiso dar la cara.
No soy un detractor de Hugo Sánchez a lo José Ramón Fernández. En muchas ocasiones he expresado mi repulsión por el amargado comentarista de Tv Azteca, quien a mi juicio le ha hecho mucho daño al futbol mexicano con sus grillas. Respeto a Hugo Sánchez por el futbolista que fue, pero lo desprecio como el hocicón en que se ha convertido.
Cuando era un adolescente, me tocó la época de oro de Hugo Sánchez en el Madrid. Recuerdo esos juegos históricos de la Quinta del Buitre que transmitía Televisa a las 9:00 de la mañana. Puro juegazo. No me perdía uno solo y aún recuerdo cuando el Milán amargó mi cumpleaños número 15 al echarlos 5-0 de la Copa de Campeones.
Cosas de la vida. Hoy Hugo y el Real Madrid, cada uno por separado, me caen más pesados que una piedra en los frijoles. De mi desencuentro con el Real Madrid ya he hablado mucho en este blog. De Hugo sólo puedo decir que lo considero actualmente un personaje nocivo para el futbol mexicano y por nada del mundo lo quiero en la Selección.
Hugo no fue el mejor futbolista mexicano de todos los tiempos. Fue el futbolista mexicano más exitoso en el extranjero. Bajo una mentalidad Itesm, que todo lo mide en resultados y números, eso lo haría el mejor. Pero si vemos las virtudes en el futbol como una serie de habilidades en el manejo del balón y en el terreno de juego, creo que un Benjamín Galindo, un Tomás Boy o un Ramón Ramírez (al que las lesiones, igual que Onofre, truncaron una carrera que hubiera sido excepcional) fueron futbolistas más virtuosos que Hugo. Y eso que no vi jugar a Luis Pirata Fuente, Horacio Casarín o Alberto Onofre. Como centro delantero, yo me quedo con Carlos Hermosillo. Claro, Hermosillo fracasó cuando fue a Bélgica y Hugo siempre triunfó. Ese es su mérito.
No soy un detractor de Hugo. Soy un defensor de LaVolpe. Los compulsivos eructos verborréicos de trasnochado nacionalismo que escupe el pentapichichi no le ayudan en nada el futbol mexicano. Hay que dejar trabajar a Ricardo Antonio y darle la oportunidad de demostrarlo en Alemania. Nada desprecio más que el discurso patriotero propio de un borracho en 16 de septiembre que trata de exaltar el odio a los extranjeros.
Por patrioteros como Hugo, le han puesto piedras en el camino a un super crack como Walter Gaytán para llegar a la Selección. Ya quisiera yo a ese 10 en el equipo verde.
Le agradezco infinitamente a Chelito Delgado y a Kikín Fonseca que le hayan cerrado la boca a Hugo previo a dos partidos de la Selección. Así al menos tendremos la seguridad de que no molestará con sus declaraciones, pues estará bien escondidito tragándose la humillación.
Con las Chivas y los Pumas me pasa algo muy similar. No desprecio a esos equipos, pero me divierte verlos sufrir. Sobre todo porque la razón de la existencia de ambos cuadros, antes que el amor por su propia camiseta, es el odio al América. Además, hay un par de factores que hermanan a Chivas y a Pumas como los equipos que me son más antipáticos actualmente (bueno, nunca tan antipáticos como las rayitas regias del tec, pero esas son palabras mayores) Ese par de factores se llaman Hugo y Vergara. De Hugo ya lo dije todo. De Vergara cualquier insulto se quedaría corto. Ese tipejo me parece el peor estereotipo del nuevo rico petulante y chiflado. Lo que le hizo a un señor maestro de las canchas como Benjamín Galindo es un asco. Vergara es una basura. A Hugo mínimo lo respeto como futbolista. A Vergara no puedo respetarlo por nada. Se me hace un vil pedazo de mierda. Por ello, al igual que disfruté el 5-0 de Cruz Azul a Pumas, disfruté el 3-0 que Santos le recetó a las chivitas para darle la bienvenida al gachupín Azcargorta. Y mucho más disfrutaré si las Águilas del América les ponen una buena arrastrada en el Clásico. Les juro que lo disfrutaría casi tanto como un triunfo de Tigres.