Eterno Retorno

Wednesday, September 07, 2005

Propongo una competencia y lanzo públicamente un desafío: Cuando venga Julio Sueco por estos rumbos que alguna vez fueron su tierra, a la que cambió y abandonó por la comodidad que sólo la raza blanca y el primer mundo pueden ofrecerle (miren que contradicciones de la vida: yo, que se supone que soy el racista, aquí estoy con mis impuestos y mi trabajo contribuyendo con esta ciudad a la que quiero tanto) hagamos una prueba olímpica: Partiendo del Crucero de la 5 y 10, vayamos a explorar todas las colonias de la Nueva Tijuana, esas que tienen menos de 10 años de existencia. Vayamos al Bulevar 2000, al Valle de las Palmas, a Cañadas del Florido, a las Casas Beta, vayamos al cerro del Gandul a la planta de la Toyota. Vamos a ver quién sabe agarrar la calafia adecuada y tomar el camino correcto. Vamos a ver quién conoce mejor Tijuana, si yo, el burgués clasemediero capitalista o el amigo del pueblo que enarbola la roja bandera de los pobres. Vamos a ver quién se pierde primero en la nueva Tijuana y en sus cerros sin pavimentar.
A Julio se le olvida que la Tijuana que él recuerda y añora está distorsionada por el velo de la nostalgia y el romanticismo de la idealización. Dice que yo obtengo mis conocimientos por datos teóricos en los que creo ciegamente, pero se le olvida que por la naturaleza de mi trabajo me he peinado entera esta ciudad y lo que se y lo que afirmo es por lo que he visto, no por lo que me han contado. La Tijuana que yo conozco, es la Tijuana de hoy y para efectos de una ciudad, cuya naturaleza perpetua es el cambio, la Tijuana de hoy es la única absolutamente real.