Me agarró la tristeza. Me agarró o se metió adentro de mí y no hay quien me la saque. Son las 10 de la noche. Estoy en un café Internet en plena avenida Revolución, justo frente al Sanborns de la Ocho. Todo este perro día he estado triste o no se si sea tristeza o cómo carajos se llame esta cosa. Mi cabeza oscila entre un millón de dudas hamletianas. A veces así pasa con la proximidad del otoño. Carolina prefirió quedarse en casa. Yo salí desde la tarde para ir al futbol. La perra melancolía ya iba de copiloto en la carretera. Durante el juego cometí el error de aceptar la invitación a subir al palco de Hank Rhon. Nunca lo hubiera hecho. Fue entrar a territorio de lobos y pirañas. Pude respirar el rencor y la ironía en el ambiente. Mi código de ética periodística es una cruz muy pesada. Y ellos tienen la dosis de sarcasmo necesaria para restregarmelo en la cara. Sus camarógrafos de mierda de inmediato vieron su oportunidad de revancha y comenzaron a sacarme fotos. Miren, el incorruptible y combativo periodista, el crítico del sistema conviviendo alegremente con el Alcalde. No que no. Seguro se vendió, dirán todos. Hay toneladas de rencor en mi contra. Salí asqueado de ahí. Pocas veces había sentido tanta maldad en la ironía de una sonrisa. Por cierto, Tijuana y Tampico Madero empataron a dos goles. Dejé mi carro en Palacio Municipal. Caminé del CREA al Costco. Comí una ensalada Cesar. De ahí caminé al Centro, concretamente al Hard Rock Café, en donde tocaría Morbid Angel. Crónica de una suspensión anunciada. Sabía que lo suspenderían, me latía y no me equivoqué. Quesque perdieron el avión. Y los imbéciles no querían devolver el dinero. Quesque era cosa de la promotora y no del Hard Rock. Les exigí como cliente que me devolvieran el dinero y los tipos lavándose las manos. Odio hacer esto, pero sólo cuando vieron mi identificación de prensa, les cambió el semblante. Ahora sí bajó el gerente muy apenado a ofrecerme una disculpa y a darme mi lana . Pero claro al resto lo tratan como chancla. De cualquier manera, no se salvarán de la nota. Cometieron un fraude y venía gente de Mexicali, de San Diego y hasta de LA para ver a Morbid. Eso no se hace. Tenía muchas ganas de ver a Morbid. Mal que bien son la mejor banda de Death Metal americano. Pero no es la suspensión de esta tocada lo que me tiene triste. Es algo que está en mi piel y en mi mente. Caminé por la Revolución, hirviendo de gringos alcoholizados y jaladores necios. Cada tres metros me ofrecían putas o droga. Ya perdí la cuenta de los dealers que me salieron al paso a ofrecerme mota y crystal. Un rubio en la Revo un sábado en la noche es un imán para toda clase de escoria. Es imposible quitartelos de encima sin proferir insultos. Son peores que una mosca zumbadora en tu oído. Y a todo esto ¿Por qué carajo estoy triste? ¿Por qué mi cabeza es un pinche infierno de dudas y severos autocuestionamientos? Lo peor es que ni siquiera puedo escribir sobre eso. Hay secretos que deben ser guardados y Eterno Retorno no puede ser por el momento mi plataforma de desahogo. Lo único que puedo decirles es que el suelo tembló bajo mis píes. Cuando crees que estás parado sobre una plataforma firme, que tus sentimientos y tus convicciones están con buenos cimientos, llega un fantasma y te demuestra que basta soplar un poquito para echar abajo tu castillo de certidumbres. De pronto siento que todo se va a ir al carajo o que acaso yo mismo quiero que se vaya al carajo. Y tengo miedo. Mi vida va a cambiar. Lo se. Va a cambiar muy pronto. Algo se percibe en el aire. From the past comes the storms. Ayer por la noche Carol y yo fuimos al Gypsis a ver el tablao flamenco y a beber dos jarrotas de sangría y unas tapas de angulas. Tenía demasiadas ganas de estar con mi esposa. De hablar, beber y coger mucho. Fue una buena noche. Pero hoy la tristeza se me vino encima. Y bueno, una disculpa al improbable lector por este post lagrimoso. La buena noticia es que si no vi a la mejor banda de death metal americano, sí veré en unos momentos a la mejor banda de metal mexicano. Transmetal va a tocar en un ratito más aquí enfrente, en el Box Underground. Ojalá toquen con furia el Infierno de Dante y Vacío Abismal. Me tomaré unas cervezas, que ya me cago de sed por tanto caminar y ojalá el metal me saqué esta inoportuna tristeza de sábado por la noche. Bueno y el 5-0 de Tigres a Veracruz me regala algo parecido a una sonrisa.
Saturday, September 10, 2005
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