Nos vamos al Mundial
Nunca imaginé una forma tan deprimente de calificar a un Mundial de Futbol. LaVolpe dice que es la falta de drama, que eso de calificar caminando no tiene nada de hollywoodesco. Lo cierto es que esta calificación me sabe como una cerveza que lleva más de 40 minutos calentándose en el Sol, o como un café frío y descafeinado. Me sabe rancia, sosa. Recuerdo la Primavera de 1993, reunidos todos en la casa de mi padrino José Manuel para ver el México vs Canadá en Toronto. La selección de Mejía Barón se impuso 2-1 con goles de Hugo Sánchez y Abuelo Cruz y calificó al Mundial de Estados Unidos. Dado que desde 1978 no se calificaba a un mundial (pues al 86 fuimos directo como sede) y dado que en 1978 yo tenía 4 años de edad, se puede decir que 1993 fue la primera vez que celebré la calificación de México a un Mundial. Que decir de aquel día de noviembre de 2001, cuando nos juntamos en nuestro depa de Playas para ver el México vs Honduras. Que perros nervios, pero ese 3-0 me supo como a cervecita bien helada o como un merlot recién descorchado en el Valle de Guadalupe. En cambio, debo confesares que el 5-0 contra Panamá ni lo vi. Ahí nomás con eso les digo todo. Fui a una conferencia de Genaro Góngora Pimentel, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Seamos realistas ¿Acaso hubo alguien sobre la Tierra que pensara que México podía quedar fuera del Mundial? Sí, ya se, calificar a una Copa del Mundo no son enchiladas. Hay grandes selecciones que se la están pelando y están sudando la gota gorda para poder acudir. Ahí está la pobre España, que con su empate con Serbia y Montenegro prácticamente se despide de la posibilidad de entrar directo. Ahí está la pobre Inglaterra, perdiendo con Irlanda del Norte (Ni un bombazo del IRA les ha de haber dolido tanto) O mi querida República Checa (cuanto adoro a ese país) pariendo chayotes para arañar el repechaje o la flamante campeona de Europa, Grecia, el burro que tocó la flauta, que seguramente quedará fuera del Mundial. Y eso por no hablar de equipos como Perú que hace más de 20 años no se paran en una Copa del Mundo o la pobre Venezuela, que con todo y su mejora futbolística, todavía no sabe lo que es ir a un Mundial. Pero aquí en mi México querido nuestra verde selección califica al Mundial como Juan por su casa. Como si fuera tal cosa. Y uno dirá, es que tenemos un equipazo. No. Más bien competimos e una zona futbolística miserable y subdesarrollada de la que ya ni siquiera queda el placer del ser el gigante. Haber ganando en Estados Unidos le hubiera puesto una gran dosis de emoción a esto. Pero dentro de este paseo de calificar caminando, ni siquiera quedó el placer de terminar invicto. Y ya se sabe que perder con los States duele peor que una patada en los tanates. Si algo lastima del hecho los gabachos nos ganen, es el hecho de saber que ellos ni siquiera se toman en serio este asunto. El sábado, la derrota mexicana fue una tragedia nacional maximizada en todas las portadas deportivas de nuestro México, mientras que el triunfo gringo se habrá ido a la página ocho de los diarios gringos y como breve en el noticiero. Para nosotros el futbol es asunto de vida o muerte, de orgullo nacional. Para ellos una medallita más. Y ya dije que yo sí soy Lavolpista, pero la mera verdad que esto me sabe a una rola de heavy metal sin guitarra ni batería o a un romance sin sexo. Algo pasa que esta calificación mundialista no más no me sabe a un carajo.
Nunca imaginé una forma tan deprimente de calificar a un Mundial de Futbol. LaVolpe dice que es la falta de drama, que eso de calificar caminando no tiene nada de hollywoodesco. Lo cierto es que esta calificación me sabe como una cerveza que lleva más de 40 minutos calentándose en el Sol, o como un café frío y descafeinado. Me sabe rancia, sosa. Recuerdo la Primavera de 1993, reunidos todos en la casa de mi padrino José Manuel para ver el México vs Canadá en Toronto. La selección de Mejía Barón se impuso 2-1 con goles de Hugo Sánchez y Abuelo Cruz y calificó al Mundial de Estados Unidos. Dado que desde 1978 no se calificaba a un mundial (pues al 86 fuimos directo como sede) y dado que en 1978 yo tenía 4 años de edad, se puede decir que 1993 fue la primera vez que celebré la calificación de México a un Mundial. Que decir de aquel día de noviembre de 2001, cuando nos juntamos en nuestro depa de Playas para ver el México vs Honduras. Que perros nervios, pero ese 3-0 me supo como a cervecita bien helada o como un merlot recién descorchado en el Valle de Guadalupe. En cambio, debo confesares que el 5-0 contra Panamá ni lo vi. Ahí nomás con eso les digo todo. Fui a una conferencia de Genaro Góngora Pimentel, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Seamos realistas ¿Acaso hubo alguien sobre la Tierra que pensara que México podía quedar fuera del Mundial? Sí, ya se, calificar a una Copa del Mundo no son enchiladas. Hay grandes selecciones que se la están pelando y están sudando la gota gorda para poder acudir. Ahí está la pobre España, que con su empate con Serbia y Montenegro prácticamente se despide de la posibilidad de entrar directo. Ahí está la pobre Inglaterra, perdiendo con Irlanda del Norte (Ni un bombazo del IRA les ha de haber dolido tanto) O mi querida República Checa (cuanto adoro a ese país) pariendo chayotes para arañar el repechaje o la flamante campeona de Europa, Grecia, el burro que tocó la flauta, que seguramente quedará fuera del Mundial. Y eso por no hablar de equipos como Perú que hace más de 20 años no se paran en una Copa del Mundo o la pobre Venezuela, que con todo y su mejora futbolística, todavía no sabe lo que es ir a un Mundial. Pero aquí en mi México querido nuestra verde selección califica al Mundial como Juan por su casa. Como si fuera tal cosa. Y uno dirá, es que tenemos un equipazo. No. Más bien competimos e una zona futbolística miserable y subdesarrollada de la que ya ni siquiera queda el placer del ser el gigante. Haber ganando en Estados Unidos le hubiera puesto una gran dosis de emoción a esto. Pero dentro de este paseo de calificar caminando, ni siquiera quedó el placer de terminar invicto. Y ya se sabe que perder con los States duele peor que una patada en los tanates. Si algo lastima del hecho los gabachos nos ganen, es el hecho de saber que ellos ni siquiera se toman en serio este asunto. El sábado, la derrota mexicana fue una tragedia nacional maximizada en todas las portadas deportivas de nuestro México, mientras que el triunfo gringo se habrá ido a la página ocho de los diarios gringos y como breve en el noticiero. Para nosotros el futbol es asunto de vida o muerte, de orgullo nacional. Para ellos una medallita más. Y ya dije que yo sí soy Lavolpista, pero la mera verdad que esto me sabe a una rola de heavy metal sin guitarra ni batería o a un romance sin sexo. Algo pasa que esta calificación mundialista no más no me sabe a un carajo.