Dilemas en torno al Real Madrid vs Barcelona
Como me sucede en muchos tópicos de esta vida, en torno al Real Madrid vs Barcelona no tengo una preferencia definida o una filia comprometida.
Aclaro que rara vez me pierdo el clásico español, pero no estoy casado con ninguna de las camisetas.
He tenido la fortuna de visitar ambas ciudades. Las dos me gustaron mucho, cada una tiene su atractivo y espero poder volver muchas veces mientras tenga vida. Sin embargo, si tuviera que elegir entre una de las dos ciudades, yo, como dice Joaquín Sabina, me quedo en Madrid. Es cuestión de sentimiento, no de estética. La mera verdad, yo me he sentido mucho más a gusto en Madrid. Ni hablar de los madrileños. Los prefiero por mucho a los catalanes, que me resultaron más pedantes que los parisinos. Así que si es por cuestión de experiencias personales, yo prefiero que sean felices Madrid y los madrileños y que sufran los mamonsísimos catalanes.
Sin embargo, madrileños aparte, el Real Madrid es un equipo que se ha ganado mi antipatía. Me cae mal el concepto de multinacional futbolera, su representación del capitalismo más voraz llevado a la cancha. Real Madrid me recuerda a Francisco Franco y a los pijos con complejos aristocráticos, mientras que Barcelona huele a República, a Revolución, a Trabajo, a igualdad y a dignidad. Además no venden su camiseta. Si es por circunstancias históricas, pues le voy al Barcelona.,
Si es por diseño de camiseta, pues la mera verdad yo soy un enamorado de Adidas, mientras que la Nike me desagrada bastante. La camisetas de la palomita nomás no me agradan y las de Adidas son mi perdición.
Así que si es por camiseta, le voy al Real Madrid.
Debo aclarar que tengo ambas camisetas en mi colección (la de Barcelona es de la época de Kappa, no de Nike) y como las uso alternativamente, es posible que se me haya atribuido la afición a tal o cual equipo. La realidad es que las camisetas de mi colección son sólo eso, una colección que he mantenido a lo largo de los años. En mi closet conviven tanto la camiseta del Barcelona como la del Real Madrid o la del Boca Juniors y el River Plate o la del Roma y la de la Lazio y todas las utilizo con igual cariño (de hecho, debo aclarar que la única camiseta que no tiene ni tendrá cabida en mi closet, es la de las rayas de Monterrey, pues su lugar predestinado es con el papel del baño)
Ahora, si vamos a lo futbolístico, que es lo que verdaderamente cuenta en este asunto, pues la verdad es que me gusta mucho más como juega el Barcelona.
Sin embargo, el 4-2 del Real Madrid sirvió para ponerle calorcito a la liga. Los patrocinadores y los medios sin duda agradecerán este resultado, que garantiza varios millones más de televidentes en las siete jornadas que le quedan a la Liga de las Estrellas, mientras que un triunfo catalán le hubiera restado interés a lo que queda del torneo, pues prácticamente los hubiera coronado (cuestión de psicología, más que de tres puntos)
De cualquier manera, Barcelona va a coronarse. Eso ya lo sabemos todos, pero como buen guión hollywoodesco, y en la Liga de las Estrellas algo de Hollywood entienden, había que mantener la atención hasta el final. Si fuera mal pensado (no lo soy, pues creo en la dignidad del Barcelona) bien podría pensar que todo estuvo previamente arreglado. En España se invierten millones de euros en armar sus equipos. Eliminados de la Champions y con la liga casi definida, los medios necesitaban un gancho para seguir vendiendo futbol ibérico a la gente.
Y total, luego de toda esta disertación incoherente ¿A quién rechingados le voy? Yo le voy a los Tigres señores y como buen aficionado que soy les doy un sabio consejo: Olvídense de la Liga. Bórrenla de su mente. Esa ya está perdida. A pensar en Caracas y en Alianza Lima. Es lo único que importa. Les perdono el 0-3 contra la Máquina azul. Ni pedo, fueron superiores. Olviden el mal trago. Lo que cuenta es la Libertadores. Vamos por ella. La Liga la gana cualquier octavo lugar mediocre. La Libertadores la ganan los grandes. Vamos por ella Tigres.
Como me sucede en muchos tópicos de esta vida, en torno al Real Madrid vs Barcelona no tengo una preferencia definida o una filia comprometida.
Aclaro que rara vez me pierdo el clásico español, pero no estoy casado con ninguna de las camisetas.
He tenido la fortuna de visitar ambas ciudades. Las dos me gustaron mucho, cada una tiene su atractivo y espero poder volver muchas veces mientras tenga vida. Sin embargo, si tuviera que elegir entre una de las dos ciudades, yo, como dice Joaquín Sabina, me quedo en Madrid. Es cuestión de sentimiento, no de estética. La mera verdad, yo me he sentido mucho más a gusto en Madrid. Ni hablar de los madrileños. Los prefiero por mucho a los catalanes, que me resultaron más pedantes que los parisinos. Así que si es por cuestión de experiencias personales, yo prefiero que sean felices Madrid y los madrileños y que sufran los mamonsísimos catalanes.
Sin embargo, madrileños aparte, el Real Madrid es un equipo que se ha ganado mi antipatía. Me cae mal el concepto de multinacional futbolera, su representación del capitalismo más voraz llevado a la cancha. Real Madrid me recuerda a Francisco Franco y a los pijos con complejos aristocráticos, mientras que Barcelona huele a República, a Revolución, a Trabajo, a igualdad y a dignidad. Además no venden su camiseta. Si es por circunstancias históricas, pues le voy al Barcelona.,
Si es por diseño de camiseta, pues la mera verdad yo soy un enamorado de Adidas, mientras que la Nike me desagrada bastante. La camisetas de la palomita nomás no me agradan y las de Adidas son mi perdición.
Así que si es por camiseta, le voy al Real Madrid.
Debo aclarar que tengo ambas camisetas en mi colección (la de Barcelona es de la época de Kappa, no de Nike) y como las uso alternativamente, es posible que se me haya atribuido la afición a tal o cual equipo. La realidad es que las camisetas de mi colección son sólo eso, una colección que he mantenido a lo largo de los años. En mi closet conviven tanto la camiseta del Barcelona como la del Real Madrid o la del Boca Juniors y el River Plate o la del Roma y la de la Lazio y todas las utilizo con igual cariño (de hecho, debo aclarar que la única camiseta que no tiene ni tendrá cabida en mi closet, es la de las rayas de Monterrey, pues su lugar predestinado es con el papel del baño)
Ahora, si vamos a lo futbolístico, que es lo que verdaderamente cuenta en este asunto, pues la verdad es que me gusta mucho más como juega el Barcelona.
Sin embargo, el 4-2 del Real Madrid sirvió para ponerle calorcito a la liga. Los patrocinadores y los medios sin duda agradecerán este resultado, que garantiza varios millones más de televidentes en las siete jornadas que le quedan a la Liga de las Estrellas, mientras que un triunfo catalán le hubiera restado interés a lo que queda del torneo, pues prácticamente los hubiera coronado (cuestión de psicología, más que de tres puntos)
De cualquier manera, Barcelona va a coronarse. Eso ya lo sabemos todos, pero como buen guión hollywoodesco, y en la Liga de las Estrellas algo de Hollywood entienden, había que mantener la atención hasta el final. Si fuera mal pensado (no lo soy, pues creo en la dignidad del Barcelona) bien podría pensar que todo estuvo previamente arreglado. En España se invierten millones de euros en armar sus equipos. Eliminados de la Champions y con la liga casi definida, los medios necesitaban un gancho para seguir vendiendo futbol ibérico a la gente.
Y total, luego de toda esta disertación incoherente ¿A quién rechingados le voy? Yo le voy a los Tigres señores y como buen aficionado que soy les doy un sabio consejo: Olvídense de la Liga. Bórrenla de su mente. Esa ya está perdida. A pensar en Caracas y en Alianza Lima. Es lo único que importa. Les perdono el 0-3 contra la Máquina azul. Ni pedo, fueron superiores. Olviden el mal trago. Lo que cuenta es la Libertadores. Vamos por ella. La Liga la gana cualquier octavo lugar mediocre. La Libertadores la ganan los grandes. Vamos por ella Tigres.