III
Cuando amanece no sabes que está más podrido, si tu alma o el entorno. La noche en vela droga, embriaga y cuando llega el día nada es igual. Todo parece un poco mentira, se vuelve pintura pastel derretido. Las imágenes y los sonidos duelen, pero no sientes que vayas a caer dormido. No ahí. Los sueños no podrán visitarte mientras duermas sobre este polvo incoloro, opaco, pegostiozo como la bruma que te ciega y te impide darte cuenta que la tierra prometida es horrible. Sí, es una patada a Dios, pero no quieres verlo, porque conoces bien la pobreza, conoces la sangre, conoces el miedo, pero esto se parece al Infierno. Estos son los paisajes donde se desarrollan las más macabras de las vidas y no concibes que alguien pueda reír mientras pisa este suelo, pues hasta el aguardiente sabe a tierra contaminada de malos deseos. Sientes como sí el tiempo se hubiera vuelto polvo chicloso, garras de un mal sueño y nadie acierta a inventar la palabra que reviente el sopor de la mañana.
No hay nada, nadie, ni siquiera un vecino que los mire desdeñoso y se pregunte que es lo que hacen ahí siete decenas de desdichados amontonándose entre cuatro paredes de cartón esperando que el cielo gris, el que cubre su tierra prometida, arroje el maná para ellos.
Duele pensarlo, decirlo, duele encabronarse y aceptar que les vieron la carota, que les tranzaron a cada uno sus mil 400 y los vinieron a aventar para que se pudran en el Infierno.
?Pero, ¿Que chingados ganarían con traernos hasta acá? Si hubieran querido transar se pelan con la feria y nos dejan ahí, ¿para que nos trajeron entonces??.
?Al rato vienen, al rato vienen, esto lleva rato?.
?Pero no vamos a jetear un mes entero aquí metidos, a la primera semana que nos paguen vamos a un hotel pinche?.
?Si nos pagan, ¿y si es pura madre??
?Pues le brincamos al gabacho, al cabo está bien cerca y ahí sí, es de a huevo que hay feria?.
Pero en ese cerro están solos, y no saben para donde está el gabacho, ni para donde se sale uno de regreso para Tuxtla, ni siquiera a donde va uno a tratar de robarse un pomito o ya de jodido unas tortillas.
Ya para media mañana estás pensando quien será el que vendrá más feriado de todos y no sabes si acercarte a darle un abrazo y decirle que te invite un trago para llorar a gusto la desgracia o si arrimarle una chinga y largarte a donde puedas, pero todos están igual de encabronados y piensan lo mismo que tu y ya sabes que al rato van a empezar las mentadas, los trancazos y quien quita y tu eres el que más feria trae y la chinga te la arriman a ti.
El que llega al medio día no les trae el maná ni gotas de esperanza. Tampoco parece estar muy preocupado o tener mucha prisa.
Que él es el dueño de este tejabán, que ahí podían estarse hasta fin de mes y luego ya iba salir el camión de regreso para los que no agarren chamba, él luego les avisa cuando para que le vayan dando el dinero y luego no haya con que no hay lugar, porque también hay otros que ya van de retache. Que el jalecito? No pues aquí jale hay un chingo, aquí no jala el que no quiere no es como allá, vayan a la ciudad industrial y de volada, empiezan ahora y pagan por semana. Cuatro mil pesos? No pos todos estarían allá jalando, hasta yo, así nadie se iría al gabacho, es más hasta los condenados pochos se pasarían para acá. ¿A poco eso les dijeron? Pues los traerán de directores o que me digan donde, en cual, porque eso de importante industria maquiladora pues hay muchas, es más wachen la troca que está allá parqueada, ahí ofrecen jale, solicitan como 50 y al rato solicitan más, es que aquí el que dura dos semanas ya hizo antigüedad, nadie dura nada, jalan dos días y le emigran, prefieren andar de baquetones taloneando, llegan con muchas ganas y luego los ves de teporochos en la Coahuila, otros acá bien tecatos, tirados en la calle como pinche perro muerto.
Ahí está el camión, con una mantota que sería imposible no ver y es casi igualita al papel que viste pegado en el camión de Tuxtla, solicitan trabajadores dinámicos, con ganas de superarse, interesados traer solicitud, tomar la calafia que dice fábricas Otay, decir al chofer que los baje antes de la salida a Tecate y aunque aquí no se promete ningún sueldo semanal, la importante empresa maquiladora tiene su nombre: se llama Hyundai.
Hasta entonces te cae el veinte que el trabajo lo ofrecen por doquier, que no viajan hasta Chiapas nada más porque allá sean los meros reatas, sino porque nadie quiere reventar ahí, podrido entre el ruido, contando los segundos del reloj, rogando que el tiempo corra, que llegue ya la media hora de comida para echarle 3 pesos a la máquina de Pepsi, para que llegue la raya de hambre y se consuma el domingo en caguamas.
¿Qué te piden? Nada de nada, huevos para joderte, que estés un poco orate, más bien pendejón, obediente y ya, que aguantes, más de tres semanas ya es mucho, de verdad, al que le caiga lo aceptan, se están cagando por trabajadores, se los pelean.
Para allá van al otro día, con cara de perdidos, amontonados en una calafia, a ver si es cierto que ahí es donde va a estar la pura feria, sí como no, pura compañía gabacha, puro dólar, lo que pasa es que aquí son huevones y por eso están jodidos, aguanta y verás, nos va ir al pedo.
Cuando amanece no sabes que está más podrido, si tu alma o el entorno. La noche en vela droga, embriaga y cuando llega el día nada es igual. Todo parece un poco mentira, se vuelve pintura pastel derretido. Las imágenes y los sonidos duelen, pero no sientes que vayas a caer dormido. No ahí. Los sueños no podrán visitarte mientras duermas sobre este polvo incoloro, opaco, pegostiozo como la bruma que te ciega y te impide darte cuenta que la tierra prometida es horrible. Sí, es una patada a Dios, pero no quieres verlo, porque conoces bien la pobreza, conoces la sangre, conoces el miedo, pero esto se parece al Infierno. Estos son los paisajes donde se desarrollan las más macabras de las vidas y no concibes que alguien pueda reír mientras pisa este suelo, pues hasta el aguardiente sabe a tierra contaminada de malos deseos. Sientes como sí el tiempo se hubiera vuelto polvo chicloso, garras de un mal sueño y nadie acierta a inventar la palabra que reviente el sopor de la mañana.
No hay nada, nadie, ni siquiera un vecino que los mire desdeñoso y se pregunte que es lo que hacen ahí siete decenas de desdichados amontonándose entre cuatro paredes de cartón esperando que el cielo gris, el que cubre su tierra prometida, arroje el maná para ellos.
Duele pensarlo, decirlo, duele encabronarse y aceptar que les vieron la carota, que les tranzaron a cada uno sus mil 400 y los vinieron a aventar para que se pudran en el Infierno.
?Pero, ¿Que chingados ganarían con traernos hasta acá? Si hubieran querido transar se pelan con la feria y nos dejan ahí, ¿para que nos trajeron entonces??.
?Al rato vienen, al rato vienen, esto lleva rato?.
?Pero no vamos a jetear un mes entero aquí metidos, a la primera semana que nos paguen vamos a un hotel pinche?.
?Si nos pagan, ¿y si es pura madre??
?Pues le brincamos al gabacho, al cabo está bien cerca y ahí sí, es de a huevo que hay feria?.
Pero en ese cerro están solos, y no saben para donde está el gabacho, ni para donde se sale uno de regreso para Tuxtla, ni siquiera a donde va uno a tratar de robarse un pomito o ya de jodido unas tortillas.
Ya para media mañana estás pensando quien será el que vendrá más feriado de todos y no sabes si acercarte a darle un abrazo y decirle que te invite un trago para llorar a gusto la desgracia o si arrimarle una chinga y largarte a donde puedas, pero todos están igual de encabronados y piensan lo mismo que tu y ya sabes que al rato van a empezar las mentadas, los trancazos y quien quita y tu eres el que más feria trae y la chinga te la arriman a ti.
El que llega al medio día no les trae el maná ni gotas de esperanza. Tampoco parece estar muy preocupado o tener mucha prisa.
Que él es el dueño de este tejabán, que ahí podían estarse hasta fin de mes y luego ya iba salir el camión de regreso para los que no agarren chamba, él luego les avisa cuando para que le vayan dando el dinero y luego no haya con que no hay lugar, porque también hay otros que ya van de retache. Que el jalecito? No pues aquí jale hay un chingo, aquí no jala el que no quiere no es como allá, vayan a la ciudad industrial y de volada, empiezan ahora y pagan por semana. Cuatro mil pesos? No pos todos estarían allá jalando, hasta yo, así nadie se iría al gabacho, es más hasta los condenados pochos se pasarían para acá. ¿A poco eso les dijeron? Pues los traerán de directores o que me digan donde, en cual, porque eso de importante industria maquiladora pues hay muchas, es más wachen la troca que está allá parqueada, ahí ofrecen jale, solicitan como 50 y al rato solicitan más, es que aquí el que dura dos semanas ya hizo antigüedad, nadie dura nada, jalan dos días y le emigran, prefieren andar de baquetones taloneando, llegan con muchas ganas y luego los ves de teporochos en la Coahuila, otros acá bien tecatos, tirados en la calle como pinche perro muerto.
Ahí está el camión, con una mantota que sería imposible no ver y es casi igualita al papel que viste pegado en el camión de Tuxtla, solicitan trabajadores dinámicos, con ganas de superarse, interesados traer solicitud, tomar la calafia que dice fábricas Otay, decir al chofer que los baje antes de la salida a Tecate y aunque aquí no se promete ningún sueldo semanal, la importante empresa maquiladora tiene su nombre: se llama Hyundai.
Hasta entonces te cae el veinte que el trabajo lo ofrecen por doquier, que no viajan hasta Chiapas nada más porque allá sean los meros reatas, sino porque nadie quiere reventar ahí, podrido entre el ruido, contando los segundos del reloj, rogando que el tiempo corra, que llegue ya la media hora de comida para echarle 3 pesos a la máquina de Pepsi, para que llegue la raya de hambre y se consuma el domingo en caguamas.
¿Qué te piden? Nada de nada, huevos para joderte, que estés un poco orate, más bien pendejón, obediente y ya, que aguantes, más de tres semanas ya es mucho, de verdad, al que le caiga lo aceptan, se están cagando por trabajadores, se los pelean.
Para allá van al otro día, con cara de perdidos, amontonados en una calafia, a ver si es cierto que ahí es donde va a estar la pura feria, sí como no, pura compañía gabacha, puro dólar, lo que pasa es que aquí son huevones y por eso están jodidos, aguanta y verás, nos va ir al pedo.