Eterno Retorno

Sunday, December 26, 2004

Ucrania

Más que merecido me parece el Balón de Oro otorgado al ucraniano Andriv Schevchenko, delantero del Milán. Bajo mi opinión es uno de los jugadores más completos que hay en este momento en el futbol mundial y a mí en lo particular me agrada más su estilo que el de Ronaldinho, quien fue designado por la FIFA mejor jugador del Mundo.
Sin embargo, leo la nota publicada en el suplemento Señor Futbol de Reforma y me permito disentir. Reforma se refiere a Ucrania con un país futbolísticamente débil. Tal vez han olvidado que durante años, el Dynamo de Kiev fue la base de la selección de la Unión Soviética, esa que en su camisa decía CCCP y tenía el escudo de la hoz y el martillo.

Transcribo textualmente las palabras de Reforma:

Y a pesar de que nunca podrá figurar en competencias importantes de selección por la debilidad de su país en materia futbolística, la conquista del Balón de Oro por parte de Andriy Shevchenko es sumamente merecida.

Eso de decir que jamás podrá figurar en competencias importantes me parece aventurado y erróneo. La selección Soviética que vino a México 86 y que jugó en los estadios de León e Irapuato estaba conformada por puros ucranianos. No había rusos en aquella selección. Ese equipo nacional era el Dynamo de Kiev íntegro. Desde su ucraniano entrenador el coronel Valery Lovanovsky (q.e.p.d) hasta su inolvidable portero, Rinat Dasaev, digno sucesor de la Araña Negra Lev Yashin (ese sí ruso) su implacable goleador Igor Belanov y su extremo Sergei Aleinikov. Me acuerdo mucho de aquella selección que aplastó a Hungría 6-0, que puso en predicamento a la Francia de Platini con un 1-1 que fue tal vez el mejor juego de la primera ronda del mundial mexicano y que acabó derrotada por Bélgica en tiempos extras con un polémico 4-3.
Creo que Ucrania, hoy sacudida por tensiones políticas, tiene derecho a soñar con estar en un Mundial, aunque muchos de sus jugadores históricos ya han estado, pero han competido bajo la bandera de la Unión Soviética y eso hizo que los generalizaran como rusos. Pero también en la literatura los ucranianos padecen ese karma: Cuando alguien dice Nikolai Gogol todo mundo piensa un escritor ruso. Después de todo, está incluido en toda antología de escritores rusos que se de a respetar, siendo que Gogol es orgullosamente ucraniano.