Eterno Retorno

Wednesday, October 20, 2004

Medias Rojas

No se ni he sabido nunca un carajo sobre beisbol. Ignoro sus más elementales reglas y las raras ocasiones en que mis ojos se han detenido más de dos segundos a contemplar un juego por televisión, he sufrido una espantosa crisis de tedio. Ya he dicho que para mí es mucho más interesante un juego de futbol de liga de barrio que un juego de serie mundial de beisbol. Sin embargo, en recuerdo y solidaridad con la ciudad más hermosa y elegante de Norteamérica y en honor a una región que fue mi hogar durante más de medio año, debo emitir a manera de declaración de principios que sin saber nada de ese pinche juego, yo apoyo con todo a los Medias Rojas de Boston.

Por azares del destino, yo he estado en los estadios de ambos equipos, aunque jamás para ver un juego. El de los Medias Rojas, un viejo templo americano, se encuentra en pleno centro de Boston y a su alrededor hay cantidad de buenos antros y pubs irlandeses a los que yo solía acudir con regularidad. Así las cosas, la imagen del viejo estadio me resultaba más que familiar. El coloso del Bronx lo conocí en septiembre de 2001, pues acudí ahí a cubrir una misa en honor de las víctimas del WTC. Un bonito escenario aunque los Yankees me caen mal. Yo no se nada de esa liga y de ese deporte, pero supongo que irle a los Yankees es algo tan ordinario y tedioso como irle a los Vaqueros de Dallas, a los Bulls de Chicago, al América y al Real Madrid. Así las cosas, yo estoy con los Medias Rojas. Y de paso con los Celtics, los Patriotas y el Revolution New England. La tierra natal de Edgar Allan Poe, rifa señores. Parte de mi corazón habita en los bosques de Nueva Inglaterra.

Lucía Etxebarria

Leyendo el blog de Bruno Ruiz, me entero de que él también cometió el error de comprar (y peor aún leer) el libro De todo lo visible y lo invisible, de la escritora que se dice mega ultra feminista Lucía Etxebarria. En abril de 2001, estando de viaje en Madrid, me encontré con que todos los santos aparadores de las librerías, incluidas tiendas como El Corte Inglés, tenían esa novela en primerísima fila promocionada como la revelación de revelaciones. Lucía acababa de obtener el Premio Primavera 2001. Yo había leído algo de esta autora. En 1997, por conducto de una ex novia, llegó a mis manos un libro titulado Amor, Prozac y dudas o algo así. Un libro elaborado en forma de abecedario sobre chicas deprimidas, anoréxicas, bulímicas, con amenorrea, adictas al trabajo y al Prozac (tan anticuadas ellas, hoy lo que rifa es el Tafil) Un libro que le gustó a muchas veinte-treintañeras que se sintieron irremediablemente identificadas con alguna de las tres hermanas. Recuerdo que leí ese libro durante un viaje a Real de 14 en la Navidad de 1997 (una helada Navidad que pasamos durmiendo a la intemperie en el Ruedo) Como ya he narrado, años después me topé con su librajo como la sensación de sensaciones en España, pero fue hasta 2002 o 2003 cuando me lo topé en una vieja librería de usados que se ubicaba en la Calle 5 de Mayo del Down Town Tj (desgraciadamente esa librería ha dejado de existir) De todo lo visible y lo invisible estaba ahí, en una edición llena de defectos de fábrica y muy maltratada de la portada. El ejemplar me costó algo así como 50 pesos. Lo empecé a leer y decir me decepcioné sería un cumplido. Sólo decepciona aquello que genera altas expectativas. Más bien me aburrí soberanamente y contrario a mi costumbre, interrumpí la lectura. Aquí lo tengo sobre mi escritorio, por si a alguien le interesa.


Gracias a Julio Sueco, leo el texto de Edilberto Adán titulado Blogósfera un vistazo. Me interesa de sobremanera lo escrito por Harold Bloom sobre el horror que le causa internet. No lo culpo, creo que es una reacción natural y hasta cierto punto comprensible, pero en definitiva no comparto la opinión de este pasional amante de Shakespeare. Dentro de este caos cibernético, parecido a la anarquía universal que reinaba en medio del Big Bang, se anulará al narrador como figura, como nombre, como personalidad.

Por cierto, me llama la atención esta cita:

Además de explosivo es aguerrido, sobre todo porque muchas de las bitácoras que se elaboran desde esas tierras [Tijuana et al] defienden la creación de espacios virtuales independientes de los medios impresos, con un lenguaje duro, sin medias tintas.

Carajo:¿ sabrá ya Adán que hay blogueros tijuanenses que se venden barato a Conaculta?

La gente me pregunta: ¿A ti en que te molesta que Conaculta meta la nariz en los blogs? En nada. Eterno Retorno no cambiará por ello. La cuestión es que si algo hay bello en la blogósfera, es esa dulzona anarquía que caracteriza a los movimientos nacientes. Por desgracia, cuando una burócrata santurrona (que está en su puesto federal gracias a una apología donde compara a Martha Sahagún con Santa Teresa de Jesús), mete su cuchara en un universo que hasta ahora se ha mantenido con buenas dosis de independencia y autenticidad, no puedo menos que lamentarlo.

Diabolus in Musica

Uff, me entero por ahí que un zacatecano pretendía escribir algo que se llama Diabolus in Musica, pero se detuvo cuando supo que una escritora española tan light como un melocotón azucarado (¿o cómo carajos se llamaba esa novela?) había publicado algo con el mismo nombre. Caray, yo hubiera querido escuchar que se detuvo al saber que SLAYER tiene un disco, por cierto buenísimo, que lleva precisamente ese título que es anterior a ambos trabajos literarios. Por favor señores, no me anden plagiando a Satanás o se las verán conmigo. Por lo demás, si lo que les interesa es el tema del Mal en la música, os informo que Thomas Mann ya se les adelantó con su Docktor Faustus.