Indudablemente, el drama de Irena y Josef es el que enfrenta Kundera que acaso no encuentra el camino de regreso a esa patria literaria que él mismo fundó. Sí, su trilogía en francés tiene ese infalsificable sello kunderiano en el que la filosofía de la historia parece explicarse a través del ser erótico, pero hay algo que parece haberse ido para siempre cuando Milan decidió dejar de escribir en checo. Acaso su pluma se sintió extraña ante la blanca llanura de papel o tal vez una musa que no entiende la lengua Rabelais y añora la de Kafka, decidió morir y dejar al escritor a la deriva y ahora imagino a este otro K. checo pensando en francés mientras camina por los Campos Elíseos o los Jardines de Luxemburgo, como un Ulises en busca de su Ítaca literaria que ya nunca encontrará. DSB
Wednesday, September 08, 2004
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