Tijuana le da la espalda al mar. Esas palabras me las dijo Amber Aravena.
La mayoría le dan la espalda, me dijo Amber, pero otros, simplemente le dan las nalgas.
A Amber le llamaba mucho la atención la forma en que unos cuantos centímetros de piel pueden cambiar totalmente el sentido de una frase. Dar la espalda es cerrar la puerta, desamparar, mostrar indiferencia absoluta. Pero si bajamos por la geografía del cuerpo un poco más abajo de la espalda hasta llegar a las nalgas, nos encontraremos con el opuesto absoluto. Dar las nalgas es entregarse sin condiciones, humillarse, prostituirse. En Tijuana, me dijo Amber, hay gente que la ha sabido dar las nalgas al mar. Bueno, al mar lo que es al mar, realmente muy pocas, me comentó. Se lo dan a lo que el mar significa, a esa imagen de ornato que tanto sube la plusvalía de las viviendas, la mayoría de ellas pertenecientes a extranjeros.
Ocean View Lots, Ocean View Home y la vista le sube unos miles de dólares el valor al terreno, aunque los habitantes de esas casas nunca volteen ni por casualidad a ver el mar y se olviden de sus islas. El mar es en esas casas como esas fotografías paisajistas que cubren un muro en los estudios.
La mayoría le dan la espalda, me dijo Amber, pero otros, simplemente le dan las nalgas.
A Amber le llamaba mucho la atención la forma en que unos cuantos centímetros de piel pueden cambiar totalmente el sentido de una frase. Dar la espalda es cerrar la puerta, desamparar, mostrar indiferencia absoluta. Pero si bajamos por la geografía del cuerpo un poco más abajo de la espalda hasta llegar a las nalgas, nos encontraremos con el opuesto absoluto. Dar las nalgas es entregarse sin condiciones, humillarse, prostituirse. En Tijuana, me dijo Amber, hay gente que la ha sabido dar las nalgas al mar. Bueno, al mar lo que es al mar, realmente muy pocas, me comentó. Se lo dan a lo que el mar significa, a esa imagen de ornato que tanto sube la plusvalía de las viviendas, la mayoría de ellas pertenecientes a extranjeros.
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