En la alta mar de la jornada electoral. Son las 14:30 horas y estoy en la redacción. Llegué aquí minutos antes de las 7:00 de la mañana. Mientras miles de ciudadanos se curaban la cruda en sus camas yo ya estaba aquí, sanito, bañado, bien despierto y con ganas de empezar. Escribí algo para el blog a esa hora, pero mi computadora falló. De hecho en este momento estoy en una computadora que no es la mía. Parece que las máquinas no están de buenas con nosotros. Minutos antes al salir de casa, la nave me la hizo de emoción y no quería encender, si tuviera voz, el motor me hubiera dicho que es un insulto que lo encienda un domingo a las 6:00 de la mañana para ir a trabajar, pero yo no se que maña canchera hice para motivarla a trabajar. Y ahí vamos, por la desolada carretera escuchando un disco de Paradise Lost. A las 8:00 de la mañana ya estaba en la casilla donde votaría Jorge Hank Rhon en la Colonia Hipódromo, a donde llegamos pese a que el carro del periódico traía las llantas bien bajas. Un ejército de mareas rojas estaba en la casilla aguardando a su candidato. Hank llegó manejando él mismo una nada ostentosa camioneta Van, aunque eso sí, escoltado por una buena pandilla de guaruras en carros blancos de vidrio oscuro. Llegó con su esposa María Elvia y sus hijos Rodrigo y Mara, lo que significa apenas poco más del 10% de s descendencia de 18 retoños. Hank venía de buenas. Votó y se fue a comer menudo a casa de una doña priista. Después nosotros nos fuimos a recorrer colonias, todas inundadas de marea roja. Me comí en el Sonora Querida un delicioso caldo de cabeza y ahora me encuentro con que acá en la redacción nos invitan unas pizzas y como buen regio digo, puta madre, para qué gasté. Esperaremos resultados.
Anoche Carolina y yo cenamos un delicioso filete acompañado con vino Sangre de Toro. Dormí buena parte de la tarde y puedo decir que estoy repuesto. No he recuperado mi Fausto de Marlowe. Agradezco sinceramente a José el que se haya tomado la molestia de buscarlo. Si lo tienen en Barnes pues es cosa de irlo a buscar a San Diego.
Terminé de escribir lo que estaba escribiendo. No me salió como quería, estoy insatisfecho, forcé la terminación, pero terminé y siento un desahogo. Son las 14:55. Seguiré informando.
Anoche Carolina y yo cenamos un delicioso filete acompañado con vino Sangre de Toro. Dormí buena parte de la tarde y puedo decir que estoy repuesto. No he recuperado mi Fausto de Marlowe. Agradezco sinceramente a José el que se haya tomado la molestia de buscarlo. Si lo tienen en Barnes pues es cosa de irlo a buscar a San Diego.
Terminé de escribir lo que estaba escribiendo. No me salió como quería, estoy insatisfecho, forcé la terminación, pero terminé y siento un desahogo. Son las 14:55. Seguiré informando.