Inquieta compañía
En mis manos Inquieta compañía, la nueva novela de Carlos Fuentes- Traigo un poco de cruda moral por haber comprado ese libro. Me siento culpable por gastar en un rockstar de la literatura y dejar mi dinero a una compañía como Sanborns que pertenece al cerdo de Slim. Me debatí entre comprar Amberes de Roberto Bolaño y la nueva obra de Carlitos. Ganó el pinche Fuentes y ahora me siento culpable. Tengo un altero de libros en fila para leer y este no estaba en mis planes. La serpiente sueryoíca de Adán y Eva me persigue cada que estoy en una librería y me ofrece frutos prohibidos. Confieso que me sedujo un poco leer que tal rifa Fuentes en su nueva fase gótica (¿Ann Rice mexicano?) Me llama más la atención o por lo menos excita mi morbo un Fuentes escribiendo de brujas y vampiros que escribiendo malas parodias políticas (La Silla del Águila ni por la cabeza me pasó leerlo) Me había mantenido con un efectivo antídoto contra los rockstars literarios. No leí el libro de Vargas Llosa sobre Flora Tristán, tampoco el bodrio de Volpi en el que psicoanaliza a Castro y a Salinas. Pero caí en la tentación de leer al pinche Fuentes, que hace mucho rato que no me regala una satisfacción. En fin, le meteré diente crítico y lo reseñaré en Pasos de Gutenberg-
En mis manos Inquieta compañía, la nueva novela de Carlos Fuentes- Traigo un poco de cruda moral por haber comprado ese libro. Me siento culpable por gastar en un rockstar de la literatura y dejar mi dinero a una compañía como Sanborns que pertenece al cerdo de Slim. Me debatí entre comprar Amberes de Roberto Bolaño y la nueva obra de Carlitos. Ganó el pinche Fuentes y ahora me siento culpable. Tengo un altero de libros en fila para leer y este no estaba en mis planes. La serpiente sueryoíca de Adán y Eva me persigue cada que estoy en una librería y me ofrece frutos prohibidos. Confieso que me sedujo un poco leer que tal rifa Fuentes en su nueva fase gótica (¿Ann Rice mexicano?) Me llama más la atención o por lo menos excita mi morbo un Fuentes escribiendo de brujas y vampiros que escribiendo malas parodias políticas (La Silla del Águila ni por la cabeza me pasó leerlo) Me había mantenido con un efectivo antídoto contra los rockstars literarios. No leí el libro de Vargas Llosa sobre Flora Tristán, tampoco el bodrio de Volpi en el que psicoanaliza a Castro y a Salinas. Pero caí en la tentación de leer al pinche Fuentes, que hace mucho rato que no me regala una satisfacción. En fin, le meteré diente crítico y lo reseñaré en Pasos de Gutenberg-