Imposible tratar de hacer del periodismo una ciencia exacta. Es como tratar de meter la pata de un elefante en una zapatilla de princesa.
La marcha ciudadana en memoria de Angélica Aguilar tuvo efectos muy útiles para algunos ilustres “tijuanenses” que tienen el pulso de la ciudad en sus venas y por ende saben lo que es bueno y lo que es malo para la coqueta Tj. Sirvió porque estos personajes por primera vez conocieron las calles del centro de nuestra ciudad y se enteraron que hay un parque que se llama Teniente Guerrero. También sirvió para que por una vez, al menos por una vez, los burgueses se dieran a la tarea de bajarse de sus carros de último modelo a gastar un poquito las suelas de sus zapatos, caminando distancias que yo camino a diario.
No se te puede exigir que prepares un platillo de chef, si tu cocina, horario, método de trabajo y filosofía empresarial, está diseñada para que fabriques hamburguesas de Mc Donalds.
Los patrones del restaurante saben que sería muy bonito preparar un plato único, irrepetible, de extraordinaria delicia, que pueda competir con los mejores chefs del mundo. Y le dicen a sus empelados que pueden hacerlo, pero sus reglamentos, ingredientes y horarios sólo les permiten preparar una hamburguesita de McDonalds. Insípida, olvidable, destinada saciar el hambre momentánea de seres comunes, sin paladares exigentes, que tragarán su hamburguesa y la olvidarán para siempre, incluso antes de defecarla. Y la cocina del restaurante seguirá produciendo eternamente su chatarra, exigiendo cada vez más hamburguesas porque la filosofía del restaurante, es vender muchas, muchísimas hamburguesas y seguir soñando con que algún día, en medio minuto y con ingredientes chatarra, se podrá preparar un estofado digno del Maxims.
La marcha ciudadana en memoria de Angélica Aguilar tuvo efectos muy útiles para algunos ilustres “tijuanenses” que tienen el pulso de la ciudad en sus venas y por ende saben lo que es bueno y lo que es malo para la coqueta Tj. Sirvió porque estos personajes por primera vez conocieron las calles del centro de nuestra ciudad y se enteraron que hay un parque que se llama Teniente Guerrero. También sirvió para que por una vez, al menos por una vez, los burgueses se dieran a la tarea de bajarse de sus carros de último modelo a gastar un poquito las suelas de sus zapatos, caminando distancias que yo camino a diario.
No se te puede exigir que prepares un platillo de chef, si tu cocina, horario, método de trabajo y filosofía empresarial, está diseñada para que fabriques hamburguesas de Mc Donalds.
Los patrones del restaurante saben que sería muy bonito preparar un plato único, irrepetible, de extraordinaria delicia, que pueda competir con los mejores chefs del mundo. Y le dicen a sus empelados que pueden hacerlo, pero sus reglamentos, ingredientes y horarios sólo les permiten preparar una hamburguesita de McDonalds. Insípida, olvidable, destinada saciar el hambre momentánea de seres comunes, sin paladares exigentes, que tragarán su hamburguesa y la olvidarán para siempre, incluso antes de defecarla. Y la cocina del restaurante seguirá produciendo eternamente su chatarra, exigiendo cada vez más hamburguesas porque la filosofía del restaurante, es vender muchas, muchísimas hamburguesas y seguir soñando con que algún día, en medio minuto y con ingredientes chatarra, se podrá preparar un estofado digno del Maxims.