En Tijuana el Mar se esconde. A esta inmensidad llamada Pacífico le gusta pasar desapercibido. Se vuelve inoloro, se oculta tras un manto de niebla y se mantiene en prudente silencio. Hay mucha gente de otros sitios de la República quienes ignoran que nuestra Tijuana tiene un litoral. Pero a veces el Pacífico nos entrega señales de vida en el sitio más improbable. Ayer, mientras cruzaba por el puente que une la Plaza Río con el Centro de Gobierno, una mancha de gaviotas se elevó desde el canal asfaltado hasta el Río. Eran cientos de aves marinas volando entre el mierdero circundante que caracteriza al Río, atiborrado siempre de heroinómanos y despojos humanos de diversa calaña. Y ahí, entre el agua puerca estancada, las gaviotas nos recuerdan que a unos metros de ahí, un Océano po-blado por cetáceos, atardeceres y leyendas, nos vigila cual prudente guardián.
Tuesday, March 16, 2004
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