Compras compulsivas
Dado que el periódico nos compensará una feria por lo del premio que donamos a la Cruz Roja, ando un poco más consumista de lo habitual. Mis hábitos de consumo no han variado en lo absoluto eso sí; libros, discos y revistas (ya cómprate una camisa pinche Daniel, pareces pintura con la misma)
Así las cosas, se me han topado varios ejemplares interesantes en el camino capaces de seducir mi cartera. Bueno, al menos no lo he gastado en alcohol, drogas y mujeres de la Coahuila, lo cual ya es ganancia.
Bueno, hoy adquirí el ejemplar de Letras Libres de febrero. Ya es por puro compromiso de mantener completa la colección, pues ya ni me gusta esa revista, pero tal vez algún día heredaré a mis bisnietos mi biblioteca con la colección completa de LL- También un ejemplar de la Heavy Rock de España dedicado de manera íntegra la banda icono en mi existencia, sound track de mi vida, llamada La Doncella de Hierro.
Se me atravesó en oferta un ejemplar del Stained Class de Judas Priest, mismo que yo sólo tenía en casete. Por cierto, ese es el disco por el que los judaícos fueron llevados a juicio por aquello de que un teenager se suicidó mientras lo escuchaba. Por lo pronto, al momento de escribir esto lo tengo en mis audífonos y todavía no me da por matarme, aunque por ahí sí ando zorrajando una patada al primero que pase nomás de puro prendón metalero que me transmite el Padre Judás.
También se me atravesó un ejemplar prófugo de mi biblioteca borgeana: El libro de los Seres Imaginarios. Cada que Borges se atraviesa en mi camino hay peligro y últimamente, con eso de que estoy releyendo Ficciones, ando clavado de nuevo en la tecla del buen Jorge Luis (una tecla que al igual que Iron Maiden, es permanente en mi vida) Con tanta relectura, ya ando atrasado en las lecturas y mañana entregó Pasos de Gutenberg y al momento de escribir esto, aún no acabo de leer el libro que será reseñado (Lugar común La Muerte)
Vaya, tan consumista, que hasta dos compras atípicas me aventé: La revista Quo, por aquello de un reportaje futurista sobre los próximos 100 años, de aquí al 2104 que me interesó. Por cierto, los futurólogos de Quo dicen que el 2008 es el año de la muerte definitiva del rock and roll. Ya he escuchado otras veces esas estúpidas profecías.
¿Qué carajos tiene el mundo contra el rock? ¿Por qué lo quieren matar? El día que deba morir morirá y ya. Pero yo a gritos canto a coro con AC/DC - Rock And Roll Will Never Die y el día que muerta yo me moriré de aburrimiento con sus raves- ¿Ha muerto el jazz? ¿Ha muerto el tango? ¿Se ha dejado de escuchar a Bach y a Mozart? No. ¿Por qué insisten en la muerte del rock? El mundo futuro como un rave inmenso en donde sólo se pueda escuchar música electrónica. Puta madre, esa sí que sería la peor de todas mis pesadillas, que ni Huxley ni Orwell en su peor viaje hubieran imaginado.
Segunda compra atípica: El primer disco de Caifanes en Cd. Casi todas las semanas compro uno o dos discos, pero digamos que de cada 20, 19 son de metal y derivados. Allá por 1988, compré aquel disco de Caifanes en Lp, en una tienda de discos de Polanco. Me gustaba la forma en que vienen escritas sus letras y para ser honesto, es el único disco de los Caifas que de verdad me gusta. Después compré el Diablito y ya. Nunca más volví a adquirir un disco Caifán. De cada nuevo disco me fui distanciando más, al grado de olvidarlos por completo en su etapa de Jaguares. Pero ayer vi el primer disco en la Comer a 90 morlacos y como traigo feria en la bolsa, ahí va el consumista mayor a recordar su adolescencia.
Dado que el periódico nos compensará una feria por lo del premio que donamos a la Cruz Roja, ando un poco más consumista de lo habitual. Mis hábitos de consumo no han variado en lo absoluto eso sí; libros, discos y revistas (ya cómprate una camisa pinche Daniel, pareces pintura con la misma)
Así las cosas, se me han topado varios ejemplares interesantes en el camino capaces de seducir mi cartera. Bueno, al menos no lo he gastado en alcohol, drogas y mujeres de la Coahuila, lo cual ya es ganancia.
Bueno, hoy adquirí el ejemplar de Letras Libres de febrero. Ya es por puro compromiso de mantener completa la colección, pues ya ni me gusta esa revista, pero tal vez algún día heredaré a mis bisnietos mi biblioteca con la colección completa de LL- También un ejemplar de la Heavy Rock de España dedicado de manera íntegra la banda icono en mi existencia, sound track de mi vida, llamada La Doncella de Hierro.
Se me atravesó en oferta un ejemplar del Stained Class de Judas Priest, mismo que yo sólo tenía en casete. Por cierto, ese es el disco por el que los judaícos fueron llevados a juicio por aquello de que un teenager se suicidó mientras lo escuchaba. Por lo pronto, al momento de escribir esto lo tengo en mis audífonos y todavía no me da por matarme, aunque por ahí sí ando zorrajando una patada al primero que pase nomás de puro prendón metalero que me transmite el Padre Judás.
También se me atravesó un ejemplar prófugo de mi biblioteca borgeana: El libro de los Seres Imaginarios. Cada que Borges se atraviesa en mi camino hay peligro y últimamente, con eso de que estoy releyendo Ficciones, ando clavado de nuevo en la tecla del buen Jorge Luis (una tecla que al igual que Iron Maiden, es permanente en mi vida) Con tanta relectura, ya ando atrasado en las lecturas y mañana entregó Pasos de Gutenberg y al momento de escribir esto, aún no acabo de leer el libro que será reseñado (Lugar común La Muerte)
Vaya, tan consumista, que hasta dos compras atípicas me aventé: La revista Quo, por aquello de un reportaje futurista sobre los próximos 100 años, de aquí al 2104 que me interesó. Por cierto, los futurólogos de Quo dicen que el 2008 es el año de la muerte definitiva del rock and roll. Ya he escuchado otras veces esas estúpidas profecías.
¿Qué carajos tiene el mundo contra el rock? ¿Por qué lo quieren matar? El día que deba morir morirá y ya. Pero yo a gritos canto a coro con AC/DC - Rock And Roll Will Never Die y el día que muerta yo me moriré de aburrimiento con sus raves- ¿Ha muerto el jazz? ¿Ha muerto el tango? ¿Se ha dejado de escuchar a Bach y a Mozart? No. ¿Por qué insisten en la muerte del rock? El mundo futuro como un rave inmenso en donde sólo se pueda escuchar música electrónica. Puta madre, esa sí que sería la peor de todas mis pesadillas, que ni Huxley ni Orwell en su peor viaje hubieran imaginado.
Segunda compra atípica: El primer disco de Caifanes en Cd. Casi todas las semanas compro uno o dos discos, pero digamos que de cada 20, 19 son de metal y derivados. Allá por 1988, compré aquel disco de Caifanes en Lp, en una tienda de discos de Polanco. Me gustaba la forma en que vienen escritas sus letras y para ser honesto, es el único disco de los Caifas que de verdad me gusta. Después compré el Diablito y ya. Nunca más volví a adquirir un disco Caifán. De cada nuevo disco me fui distanciando más, al grado de olvidarlos por completo en su etapa de Jaguares. Pero ayer vi el primer disco en la Comer a 90 morlacos y como traigo feria en la bolsa, ahí va el consumista mayor a recordar su adolescencia.