Pasos de Gutenberg
Cuentos de futbol 2
Selección y prólogo de Jorge Valdano
Alfaguara
Por Daniel Salinas Basave
Cualquier aficionado futbolero de más de 25 años de edad, sin duda recuerda las actuaciones del argentino Jorge Valdano en la cancha.
Jugador fino como pocos, Valdano se inmortalizó al anotar el segundo gol de Argentina en aquella final de 1986 contra Alemania que ganaron los gauchos por 3-2.
Desgraciadamente para él, meses después, en plena cúspide de su carrera en el Real Madrid, donde hacía mancuerna con Hugo Sánchez, tuvo que dejar las canchas para siempre obligado por una hepatitis.
En planos estrictamente futbolísticos, Jorge Valdano será en la historia un príncipe más en la gran corte del rey Diego Armando Maradona.
Pero existe un plano ciertamente atípico en donde Valdano es amo y señor indiscutible: El conflictivo matrimonio entre el futbol y la literatura.
Valdano es el embajador del futbol en la “república de las letras”. Si bien no es el primer futbolista profesional que toma una pluma con intenciones literarias, sí es sin duda el jugador que más ha hecho por promover la literatura futbolística.
El éxito de su antología “Cuentos de Futbol” es la prueba contundente. Según el propio Valdano, sus cuentos futboleros fueron una simple travesura para intentar que la cabeza dejara de desconfiar del músculo, pues el juego es, como la literatura, una recreación de la realidad.
En la primera compilación, plumas de renombre en la lengua de Cervantes aportaron una narración que tiene que ver directa o indirectamente con el juego del hombre.
Fue tanto el éxito de esta primera antología, que Valdano arremete ahora con el segundo volumen de Cuentos de futbol.
La novedad es que 22 de los 23 escritores participantes son diferentes a los de la primera antología.
El único que repite es el uruguayo Mario Benedetti, futbolero de corazón, aunque se extraña al mexicano Juan Villoro, otro amante del juego, que está presente en el anterior volumen.
Sin embargo, debutan plumas célebres como el chileno Antonio Skarmeta y dos damas, como es el caso de Soledad Puértolas y Ana María Moix, por aquello de la supuesta fobia femenina al grito de gol.
Aunque el tema común es el futbol, la forma de abordarlo en estos cuentos no es en absoluto uniforme, si bien la calidad literaria se mantiene.
En algunos casos, el cuento parece oler al sudor del practicante amateur de las canchas de lodo, pero en otros tiene ese incomparable latido que siente un aficionado al llegar a un estadio lleno a reventar.
También existen narraciones que tienen que ver con episodios de la vida cotidiana relacionados o enmarcados por la celebración de un partido importante y en algún caso, versiones literarias de episodios futbolísticos famosos o incluso anécdotas reales aderezadas con una buena dosis de creatividad.
Luis Miguel Aguilar, Josefina Aldecoa, J. J. Armas Marcelo, Rafael Azcona, Mario Benedetti, Juan Bonilla, Martín Casariego, Jorge Cela Trulock, Álvaro Cepeda Samudio, Humberto Constantino, Manuel Hidalgo, Ramón Irigoyen y Joaquín Leguina inician la lista.
Ana María Moix, Daniel Moyano, Juan Manuel de Prada, Soledad Puértolas, Antonio Skarmeta, Pedro Solera, Francisco Umbral, Patxco Unzueta y Vicente Verdú la completan.
Creo que este libro puede cumplir un doble propósito: Por una parte, puede ser un atractivo anzuelo para atraer a los terrenos de la literatura a esos miles de aficionados futboleros cuya única lectura son las revistas especializadas en el deporte. Pero por otra parte, puede ser el vehículo que transporte a la cancha a aquellos hombres de letras que, al igual que Jorge Luis Borges (sin duda el más celebre detractor del futbol), sólo ven vulgaridad y embrutecimiento en el deporte de las patadas.
Y es que le verdad, luego de leer dos volúmenes de Cuentos de futbol, uno se da cuenta que lejos de ser un matrimonio conflictivo, futbol y literatura parecen en estas páginas una pareja de enamorados en pleno idilio romántico.
Cuentos de futbol 2
Selección y prólogo de Jorge Valdano
Alfaguara
Por Daniel Salinas Basave
Cualquier aficionado futbolero de más de 25 años de edad, sin duda recuerda las actuaciones del argentino Jorge Valdano en la cancha.
Jugador fino como pocos, Valdano se inmortalizó al anotar el segundo gol de Argentina en aquella final de 1986 contra Alemania que ganaron los gauchos por 3-2.
Desgraciadamente para él, meses después, en plena cúspide de su carrera en el Real Madrid, donde hacía mancuerna con Hugo Sánchez, tuvo que dejar las canchas para siempre obligado por una hepatitis.
En planos estrictamente futbolísticos, Jorge Valdano será en la historia un príncipe más en la gran corte del rey Diego Armando Maradona.
Pero existe un plano ciertamente atípico en donde Valdano es amo y señor indiscutible: El conflictivo matrimonio entre el futbol y la literatura.
Valdano es el embajador del futbol en la “república de las letras”. Si bien no es el primer futbolista profesional que toma una pluma con intenciones literarias, sí es sin duda el jugador que más ha hecho por promover la literatura futbolística.
El éxito de su antología “Cuentos de Futbol” es la prueba contundente. Según el propio Valdano, sus cuentos futboleros fueron una simple travesura para intentar que la cabeza dejara de desconfiar del músculo, pues el juego es, como la literatura, una recreación de la realidad.
En la primera compilación, plumas de renombre en la lengua de Cervantes aportaron una narración que tiene que ver directa o indirectamente con el juego del hombre.
Fue tanto el éxito de esta primera antología, que Valdano arremete ahora con el segundo volumen de Cuentos de futbol.
La novedad es que 22 de los 23 escritores participantes son diferentes a los de la primera antología.
El único que repite es el uruguayo Mario Benedetti, futbolero de corazón, aunque se extraña al mexicano Juan Villoro, otro amante del juego, que está presente en el anterior volumen.
Sin embargo, debutan plumas célebres como el chileno Antonio Skarmeta y dos damas, como es el caso de Soledad Puértolas y Ana María Moix, por aquello de la supuesta fobia femenina al grito de gol.
Aunque el tema común es el futbol, la forma de abordarlo en estos cuentos no es en absoluto uniforme, si bien la calidad literaria se mantiene.
En algunos casos, el cuento parece oler al sudor del practicante amateur de las canchas de lodo, pero en otros tiene ese incomparable latido que siente un aficionado al llegar a un estadio lleno a reventar.
También existen narraciones que tienen que ver con episodios de la vida cotidiana relacionados o enmarcados por la celebración de un partido importante y en algún caso, versiones literarias de episodios futbolísticos famosos o incluso anécdotas reales aderezadas con una buena dosis de creatividad.
Luis Miguel Aguilar, Josefina Aldecoa, J. J. Armas Marcelo, Rafael Azcona, Mario Benedetti, Juan Bonilla, Martín Casariego, Jorge Cela Trulock, Álvaro Cepeda Samudio, Humberto Constantino, Manuel Hidalgo, Ramón Irigoyen y Joaquín Leguina inician la lista.
Ana María Moix, Daniel Moyano, Juan Manuel de Prada, Soledad Puértolas, Antonio Skarmeta, Pedro Solera, Francisco Umbral, Patxco Unzueta y Vicente Verdú la completan.
Creo que este libro puede cumplir un doble propósito: Por una parte, puede ser un atractivo anzuelo para atraer a los terrenos de la literatura a esos miles de aficionados futboleros cuya única lectura son las revistas especializadas en el deporte. Pero por otra parte, puede ser el vehículo que transporte a la cancha a aquellos hombres de letras que, al igual que Jorge Luis Borges (sin duda el más celebre detractor del futbol), sólo ven vulgaridad y embrutecimiento en el deporte de las patadas.
Y es que le verdad, luego de leer dos volúmenes de Cuentos de futbol, uno se da cuenta que lejos de ser un matrimonio conflictivo, futbol y literatura parecen en estas páginas una pareja de enamorados en pleno idilio romántico.